Sala de espera
Gerardo Galarza Mujer
Es Hoy
El proceso electoral está ya en la etapa de las ocurrencias.
Las candidatas presidenciales se esfuerzan por “convencer” a los ciudadanos para que les otorguen sus votos, y está demostrado que el mejor camino es el de las promesas. Así ha pasado siempre.
La picaresca nacional “narra” que una vez un candidato de aquellos del siglo pasado llegó con su gira a un pueblo y emocionado para emocionar a sus oyentes, prometió: “vamos a construir un puente sobre el río”, pero los acarreados no aplaudieron.
Su equipo de la campaña se dio cuenta de que estaba haciendo una promesa para el municipio que seguía en su ruta y se lo hicieron saber.
El candidato se repuso histriónicamente y dijo eufórico: “no, no me equivoqué; sé que no necesitan un puente para un río que no existe, pero mi gobierno también les va a construir el río”, y los vítores fueron estremecedores. No hay estadísticas de cuántos votos logró, pero que los consiguió, los consiguió.
Y en estas están las candidatas: tratando de endulzar el oído de sus probables votantes, los que necesitan de promesas y que son la mayoría de los inscritos en el padrón.
Hoy, como antes, a muy pocos votantes les importan los “proyectos de nación”, los “planes de gobiernos”, las “plataformas políticas”, los “programas de acción” de los candidatos y sus partidos. Les interesan promesas y por eso contratan a “estrategas” que les dicen que prometer, cómo entrar en las redes sociales, cómo vestir, como hablar, como moverse y un largo etcétera.
Por ejemplo, en las primeras semanas de campaña se ha dicho lo que suponen que los votantes quieren oír: se mantendrán las becas y pensiones del actual gobierno; es más, se incrementarán en monto y número; se rebajara la edad para las pensiones de la tercera edad. El gobierno propone modificar las afores -aunque no tenga la probabilidad de conseguirlo- para regresar al anterior sistema ahora con la promesa de pensión al 100%.
Las pensiones y las becas del gobierno federal están en la Constitución y para eliminarlas se debe reformarla, facultad del Congreso de la Unión y de los congresos estatales, pero: ¡eso quién lo sabe!
Ya comienzan a surgir más ocurrencias: retornar a la dieta prehispánica, “propuesta” de la candidata oficialista (¿el regreso de “sin maíz no hay país”, cuando no se cumplió la promesa de autosuficiencia?); o una mega cárcel de la candidata opositora, cuando lo que se requieren son sentencias contra cientos de miles de indiciados; las prisiones para sentenciados no están llenas, las saturadas son las cárceles preventivas.
Suenan bien para los votantes deseosos de escuchar ocurrencias y seguirlas como sucedió hace seis años. A eso apuestan los “estrategas”.
Por eso cuando hay alguna propuesta más sorpresiva como la de cerrar dos refinerías por incosteables y contaminadoras hay revuelo, y entonces la “agenda” cambia de manos y también la “percepción” sobre las candidatas: por primera vez en esta campaña la opositora está marcando el paso.
Todavía falta mucho por verse y oírse de aquí al 2 de junio.