Estragados, entecados, fingiendo una desmañada preocupación de héroes civiles por la devastación inminente que provocaría el desinflado huracán Patricia (que quedó en una simple depresión tropical), los más altos fruncionarios de los Estados Unidos Mexiquenses escenificaron un protagonismo ñoño. ¡De antología!
En un afán descabellado por tomar una bandera, la que puedan, por aparecer como Los Cuatro Fantásticos que se avientan a desafiar a las fuerzas de la naturaleza como adalides del pueblo mexicano al que ponen a buen recaudo de una desgracia intergaláctica, los toluqueños hicieron un oso monumental por incursionar, otra vez, en lo que no es lo suyo.
Acabaron de convencer al público, sometido a una mendaz expectación, que no saben de qué se trata el convocar a un gabinete se seguridad nacional, compuesto por gente chiquita y entorchada; que no conoce los rictus adecuados para hacerse creíbles; que no saben ni siquiera interpretar las señales del floor manager del set televisivo para montar un desastre.
Que la primera vez que quisieron demostrar ser inteligentes y precavidos, escogieron el peor pretexto, el de un acontecimiento que sólo iba a suceder en la mente febril de un astronauta de la NASA que desde el espacio observó un ojo de tormenta que creía sobre Manzanillo… y despertó la ambición protagónica de los mexiquenses.
El Huracán… ¡mediático!
En connivencia con la empresa madre y nodriza, Televisa, montaron un auténtico huracán mediático que tenía claros propósitos: desviar la atención del respetable sobre la anulación del fraude electoral colimota, negociado con el PAN a cambio de imponer al primo Raúl Cervantes Andrade como futuro Presidente de la Suprema “Corta” de Justicia y hacerse de otro Poder de la Unión por más de 15 años…
… maquillar sus desafortunadas metidas de pata en los graves asuntos nacionales que han provocado en los abarrotes de la fuga maquinada de “El Chapo” Guzmán… los errores mayúsculos de la adjudicación del tren bala a la paraestatal privada Higa… los dimes y diretes, la subordinación del Senado de Emilio Gamboa a Televisa, en el asunto del “apagón” analógico… los atracos del acueducto Panuco – Monterrey y las estultas declaraciones de los jefes verde olivo en las investigaciones sobre Ayotzinapa…
… aparte de las filtraciones de la gente de confianza ubicada en las posiciones más elevadas de la PGR de la errática y desesperada Arely Gómez… del Consejo de Seguridad Nacional, dizque a cargo de “El Chiquito” Sales… y del CISEN, la escuela de investigadores improvisados del Valle del Mezquital, del corrupto Eugenio Imaz…
…quienes por salvar el pellejo, fueron capaces de anticiparse a los cargos que se les venían encima y filtrar al público televidente, videos completos que han comprobado la absoluta intrusión del Ejecutivo –y no de los chivos expiatorios que empinaron entre los celadores de Almoloya– en el amarre del tamal financiero y esquizoide que desembocó en el gran escape del de Badiraguato, el más buscado por sus jefecitos de la DEA, no vaya a ser que ésta vez sí los empine y… ¡adiós Nicanor!
El tiro, por la culata
Porque todos ésos sí son asuntos graves que ameritaban ser atendidos estratégica e inmediatamente por gabinetes expertos en manejo de crisis, para evitar la desazón y el abatimiento de la opinión pública que, a estas alturas, está más desconfiada que un recluso por pederastia, a punto de ser “ajusticiado” por los vecinos de celda.
Desde los primeros minutos en que Peña Nieto aparecía frente a las cámaras de televisión, con una cara que expresaba nítidamente los tremendos estragos del hipertiroidismo crónico y los cachetes chupados que se carga el muchacho, las redes sociales al horrísono denunciaron el fraude informativo y sus consecuencias: la pérdida absoluta de credibilidad en “el manejo de crisis” de los toluqueños.
Definitivamente, el tiro les volvió a salir por la culata. Y ahora, se esconden. Es la hora en que ninguno de los mexiquenses que fingían ante las cámaras observar cariacontecidos los registros digitales del trayecto del fenómeno y asentían con gestos de bobos las “autorizadas” explicaciones de los meteorólogos del Cenapred y de la Conagua –que nunca han acertado en una lluvia de milpa, en un deslave de banqueta, ni en el destape de una coladera–…
… han podido explicar con cuatro palabras al hilo las razones de su patriótica preocupación, ni los derroches de recursos que, como siempre, sólo beneficiaron a los padrotes del desastre de las instituciones salvíficas mencionadas, y a algunos equipos de gobernadores que se la pasan rogando a Dios que los diluvios ocurran más seguido, usted sabe, por aquello de los $alpique$ que derraman todas las emergencias.
Babosadas a todas horas
Ninguno de los expertos en seguridad nacional y en protección civil del llamado gabinete del ramo ha tenido la delicadeza de explicar los desatinos, capitalizar los oportunismos mediáticos, ni ofrecer una simple disculpa a los aterrorizados habitantes, hacinados en los albergues y repujados hasta en sótanos, como si fuera a caer una bomba atómica.
Todos gozaron de sus quince minutos de fama en cadenas nacionales jugosamente pagadas, pero nadie ha tenido el “morro” para asumir la responsabilidad de la falsa alarma, la que se encargó, según los mexiquenses, de tapar sus omisiones, estropicios y bastonazos de ciego anteriores, del tamaño que hayan sido.
El llamado “gobierno” es una farsa de marca mundial. Se cuelga de cualquier gancho para sumarse al masiosare, para aparentar que funciona, que sufre en carne propia el desvalimiento de los demás, que organiza todo tipo de esperpentos y ridículos para hacerse necesario, ante una población cansada de mentiras, birlibirloques y babosadas a toda hora.
Lorencillo, en la jugada
Y como “lo que hace la mano, hace la tras”, todos secundan el jueguito. En medio de la alarma extrema (sic), Lorencillo, el hijo de Arnaldo Córdova, que hace unos días logró un presupuesto milmillonario para construir los faraónicos rascacielos que perpetuarán “la democracia del INE”, sale ahora con una ocurrencia que sólo es producto de una mente de idiota.
Se da el lujo de convocar a un debate nacional “para encontrar la forma de abaratar el costo de la democracia”(!) Si quiere, desde ahora, usted y yo le damos la solución por adelantado: ¡que se largue con su perfumado ejército de favoritos y asesores íntimos que sangran al presupuesto con sueldos de sultanes, y cuyo único trabajo es hacerle más llevadera su atormentada vida!
Farsa, tirar la elección
Todos buscan el protagonismo ñoño. Son capaces de cualquier farsa, a cambio del billete mal habido. Tales para cuales.
César Camacho (!) se declara listo para “volver a ganar Colima”, cuando él nunca ha ganado una elección en su vida, cuando hasta los niños de teta se dieron cuenta de que precipitaron la farsa pública de Rigoberto Salazar, delegado de Sedesol y ex diputado federal con experiencia, para hacerlo aceptar que había comprado votos por orden del gobernador Anguiano, lo que forzaba al Trife a anular la elección.
“Presidente pone presidente y gobernador pone gobernador”, frase clave del balconeo.
Cuando todas las cloacas que se han destapado después del “fallido” atentado al ex gobernador Moreno Peña, deliberadamente herido por sicarios profesionales para el efecto del puro escándalo, apuntan a un desmadre priísta que de ninguna manera puede ser convalidado en las urnas, aunque el candidato opositor, del color que sea, fuera un caballo.
Aunque los electores fueran sometidos a una lobotomía masiva, con todo y una montaña de despensas y dinero, no podría ser. Ni todos los oficios del doctor Caligari, experto en regresiones y en amnesias colectivas pre-hitlerianas, podrían lograr el despropósito. El cochinero está hecho. Sólo falta que lleguen a las urnas los verdugos. La famosa hora de los hornos.
La declaración del pobre Lorencillo es exactamente de la misma ralea que la de Rigoberto Salazar, vecino de la fantasiosa Comala. No hay ninguna diferencia. Pertenecen a un estercolero de la misma familia.
2018, ¿campaña del miedo?
Pero, ¡cuidado! No todo lo hacen mal los toluqueños. Ahora mismo deben sentirse muuuy satisfechos por “el éxito” de su inusual activismo. Funcionó su campaña del miedo.
Saben que el uso de una campaña del miedo –“si no haces esto (buscar refugio, comprar, votar, creer, apoyar, aprender, etc.), habrá consecuencias malas y directas para ti”. Saben, porque sus mercadólogos lo repiten sin cesar—que las apelaciones al miedo son uno de los motivadores más utilizados los últimos años. De hecho, han crecido en popularidad porque los anunciantes y políticos han visto que funciona bien para aumentar el interés y la persuasión. Estudios también sugieren que la ciudadanía “recuerda mejor y con más frecuencia anuncios que reflejan el miedo y no aquellos que no muestran contenido emocional“.
Les han puesto como ejemplo que en la campaña Bush padre vs. Dukakis de 1988, el equipo del primero creó anuncios televisivos (emitidos en todos los canales nacionales) que jugaban con la idea de que si ganaba Dukakis dejaría abiertas las puertas de las prisiones. El anuncio más controvertido fue “Revolving Door”. Su nivel de aceptación fue brutal y debilitó notablemente la candidatura demócrata, siendo ésta una de las principales razones de la victoria de Bush, según las encuestas post-electorales.
Aquí, en 2006, dijeron –sustentado en una campaña de rumores: “te va a quitar tu casa”– que AMLO era “un peligro para México”.
Ahora imagínese usted que en 2018 echen a andar alguna otra campaña del miedo.
Si sólo acude a las urnas el 28 por ciento de los electores, ¡gana Luis Videgaray!
Y, entonces sí, ¡qué miedo!
Índice Flamígero: Narran las crónicas que, avisado por su vocero Eduardo Sánchez de que el panista andaba por ahí, Enrique Peña Nieto se dirigió a José Luis Preciado: “Hola, José Luis, ¿vienes a ayudar en la reconstrucción o a hacer política?, preguntó Peña. A lo que el legislador respondió: “No, señor presidente, vengo acompañando al presidente municipal de Tecomán”, replicó sorprendido el senador, cuando la respuesta del asustadizo panista debió ser: “A lo mismo que usted… ¡pero sin presupuesto!”. Del populismo peñista seguiremos comentando.
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La desgracia del “Patricia” no fue, gracias a la fe de los mexicanos que con sus cadenas de oraciones hicieron el milagro de que de degradara tan rápido. (EPN dixit)