Claudia Rodríguez
Recordar más de seis campañas presidenciales en México, es como advertir una cruzada comercial que se repite con diferentes productos en busca de la preferencia de los electores, pero no más.
Es muy seguro que quienes intentan obtener para su causa, el voto del padrón electoral, tienen toda una estrategia de campaña que advierte quiénes son y donde están territorialmente sus electores, e incluso en dónde se encuentran quienes sólo alguna vez los han votado; los puntos fuertes y los puntos débiles del candidato y del adversario y claro, las necesidades del territorio y la población de la que buscan el voto.
Del último punto, se desprende la estrategia de campaña verbal y de imágenes que casi siempre comprende un cúmulo de promesas pero no de proyectos. La diferencia está en que a las promesas no las respalda ningún plan de cómo concretarlas. Algo así como de que se oferta el “remedio pero no el trapito”.
Si al menos uno de los candidatos presentara la delineación de los planes de cómo concretar sus promesas, la campaña tomaría un giro de credibilidad como en pocos casos sucede.
En realidad, lo anterior, es casi una utopía, ya que los aspirantes a un puesto de elección prefieren la fórmula de prometer y denostar al contrincante, antes que presentar un plan de trabajo en base a la viabilidad del mismo.
El proyecto siempre queda fuera, porque además a la fórmula de promesas más denostación, ya muchos partidos y sus candidatos agregan la acción de compra del voto de una y mil maneras.
Queda claro, que los aspirantes y las instituciones políticas que los respaldan, lo que verdaderamente buscan, es el voto para permanecer o acceder al poder que les da canonjías sobre todo de tipo económico para su grupo en particular, pero nunca para sus votantes, mucho menos para toda la población que al final les corresponda administrar.
Si algún candidato prefiere el proyecto sobre las promesas ante todo, estará innovando en las elecciones “a la mexicana” y entonces sí, atraerá la atención de los votantes que están buscando una fórmula honesta.
Acta Divina… “Nunca prometí que no fuera a subir la gasolina”: Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Para advertir… Nuca se está preparado para tanta promesa que no se cumple.
actapublica@gmail.com