ESCUCHE PRESIDENTE
POR GUILLERMO C. ZETINA
López Obrador está actuando igualito a Peña Nieto: el mexiquense impuso por sus tanates a su primo Alfredo como gobernador del estado de México. Hoy el presidente está atrás de la imposición grosera de Barbosa como gobernador de Puebla. En ambos casos, la soberbia, la prepotencia, el abuso del poder; en ambos casos, la bofetada a dos núcleos de mexicanos que no lo merecen. En ambos casos, el pago de inconfesables cuentas con los favorecidos…
Peña Nieto dejó correr la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa y eso marcó (y arruinó) su sexenio. Peña dejó correr el escándalo de la Casa Blanca y cometió el mismo pecado y así le fue. Peña dejó correr la mega transa de la Estafa Maestra y pasó a la historia como un corrupto de polendas. López Obrador va siguiendo sus pasos; atropellando los 30 millones de votos dejó correr la tragedia de Tlahuelilpan (135 muertos) y hasta el momento, nada espectacular. López perdonó por sus pistolas los actos de corrupción del ex presidente y le zampó el perdón; ya hizo historia con ello. López suspendió el aeropuerto de Texcoco y con ello ocurrieron pérdidas multimillonarias para los mexicanos. Igualito que Peña, López Obrador permanece incólume ante las afrentas que eso ha causado a los mexicanos. Ya comienza a notarse el estigma histórico para el tabasqueño.
Si Peña puso como ministro de la Corte a su cuate Medina Mora, López Obrador no se queda atrás y enquista a la esposa de su constructor de bolsillo. Igualitos.
Lo que nos ocupa los pinta igual a los dos: Peña Nieto puso por sus pistolas como gobernador del estado de México a su primo Alfredo. Cometió un fraude electoral gigantesco y dilapidó miles de millones para lograrlo. Ahora el presidente parece orquestar desde Palacio Nacional el arribo a la gubernatura poblana de un Miguel Barbosa millonario, impresentable, ya perdedor de la anterior elección, aun a costa de fracturar a Morena y al grupo de senadores que mostraron repudio al gordito ambicioso.
Peña logró su propósito (para algo debe servir ser presidente) y ahí está Del Mazo, orgullo del nepotismo del ex presidente. Del Mazo viene de una caterva de rufianes del Grupo Atlacomulco que son depredadores históricos de Edomex y que con Peña vivieron la refulgencia de la “corrupción elegante” en ese estado y que exportaron a todo el país. Ni entonces ni ahora hay castigo a Peña. Al contrario: hay premio de impunidad y órdenes de no molestarlo para que disfrute con lindas compañías de los miles de millones que se llevó. Ese fue uno de los desgraciados episodios que marcó su sexenio. En la embriaguez del poder, Peña nunca entendió lo que la historia le preparaba: el basurero.
López Obrador no entendió que no entendió. Con Barbosa en Puebla se va a cometer otro desaguisado electoral de proporciones épicas. El estado de México y Puebla pasarán a los libros como laboratorios electorales de presidentes sin escrúpulos ni principios que optaron por recompensar al cuate antes que permitir que mexiquenses y poblanos tuvieran gobernantes legítimos. En Toluca y Puebla gobernarán sátrapas repudiados por los mexicanos pero acariciados por los presidentes en turno.
Otra vez abusando del poder que le dan esos 30 millones de votos, Amlo sembró a Barbosa a sangre y fuego. Por ahí andaba un iluso senador Armenta queriendo hacer enchiladas al presidente y dizque compitió contra el obeso infumable. Desde el Senado, Armenta contó con el apoyo de gran número de sus colegas y su postulación por Morena parecía un hecho. Pero se atravesó la lideresa del partido y seguidora devota del gordazo y a arrollidarse todo mundo. De paso, el presidente recordó a Monreal, supuestamente su hombre en el Senado, que la política se hace en La Chingada y éste dobló la cerviz de una manera recordable.
La batalla de Puebla la ganaron el presidente y la rijosa lideresa morena. La perdieron la democracia, Monreal, Armenta y sus seguidores senadores…y los poblanos. Como las encuestas dan abrumadora mayoría a Morena, la elección es un mero trámite. El gordazo será gobernador, digno sucesor del gober precioso y linduras así. El 2 de junio es un trámite, una perdedera de dinero si ya Barbosa sabe que ganará, con el apoyo del presidente, de su partido, de millonaria inversión y de las peores artes que hayasen visto en la querida Puebla.
Barbosa polariza a los poblanos; pero eso de polarizar se le da bien al presidente, así que no hay problema. Barbosa llega millonario, tras un meteórico paso por el proletario PRD y ahora en Morena y dueño de casas, terrenos, cuentas bancarias, Mercedes Benz y cositas así. Con decirle que el angelito botijón compró en 10 millones cash una residencia que era ni más ni menos que del ex presidente De la Madrid en Francisco Sosa, DF. En Tehuacán saben que es un casateniente de cuidado. Y nada tonto, en un momento puso todo a nombre de sus hijos y esposa, y así no hay delitos. Por cierto, a esta práctica también es simpatizante el presidente de la República…
Este 31 de marzo arranca la campaña, aunque ya se sepa quién ganará. Aunque, como dijo Armenta, huela a “elección de Estado”. Aunque, como dijo el panista Marko Cortés, el gordis sea un cartucho quemado y, además, perdedor. Y en ese muladar que es Puebla gracias al presidente y a su partido, hay una figura respetable (Enrique Cárdenas) que encabeza una coalición dispuesta a hacer la chica contra los atropellos morenos. Su caso se parece a otro meritorio académico, José Narro, que ahora cayó tan bajo que desea presidir el PRI. Ambos ex rectores no dudan en perder su prestigio en las aulas y salen a la palestra y a ver cómo salen en medio de tiburones políticos sin vergüenza ni moral.
Puebla es el laboratorio electoral de Morena para el futuro. ¿Recuerda que en Toluca Peña Nieto ensayó con éxito para cometer cochinadas en todo el país? Por eso le digo que Peña y López son igualitos. El primero ya tuvo sentencia de delincuente y ladrón. El segundo comienza el disfrute de su burbuja de 30 millones de votos y de la borrachera transformadora.
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