Yo Campesino / Chantajistas
- Puñado de sujetos desquician CDMX para dar al gobierno su propia medicina
*Miguel A. Rocha Valencia*
Nada nuevo para la 4T es el chantaje que le aplica un puñado de trabajadores de la educación, ya que es la coacción la receta preferida de la 4T contra sus adversarios y a quienes necesita doblar, como lo ha hecho a lo largo de su historia con empresarios, líderes sociales, políticos, consejeros, ministros y todo aquél que se deja o tiene la cola muy grande.
Por eso lo que hoy sucede con los integrantes de la sección 22 de la CNTE no es nada desconocido, incluso saben cuál es el contraveneno. A lo largo de su historia, los morenos, antes perredistas así son incluso entre ellos. Se chantajean, se conceden y si no, se van “a la lucha social”. Es lo común.
De hecho, ahora es tema de desgaste y en eso los medios aportan su cuota mediante la exhibición de las tropelías y daños causados por los centistas, aliados de los cuatroteros a quienes les conceden prácticamente todo, en especial, su capacidad de movilización y manipulación de los trabajadores de la educación y quien se atreve a desafiarlos dentro del gremio corre varios riesgos, entre otros ser agredido, no avanzar en el escalafón y hasta perder su plaza.
Es el mismo estilo, no es que sean aliados 4T y la CNTE, simplemente son iguales, al menos en el método del chantaje, insisto: “si no me das, me voy a la lucha social”. Así se presionan. Así son.
Porque en el fondo, gobierno y CNTE se deben, se dan apoyo, uno con los temas de corporativismo electoral y los otros con los recursos del Estado tanto en especie (plazas) y dinero, el tema es que ahora como siempre, quieren más pero en el fondo se trata de medir hasta dónde pueden llegar con la actual administración lo mismo que con los de enfrente llamado SNTE.
Tan es así que no se entendería cómo hoy los magisteriales pidan derogar el actual sistema de pensiones; ni modo que les regalen las afores y dejen desprotegidos a los que vienen detrás además que de entrada ni con todas las cuotas sindicales se pueden pagar al menos el cinco por ciento de las pensiones de sus jubilados ya que de los 340 mil millones que pagó el ISSSTE el año pasado a la burocracia, el 99.9 por ciento salió de las arcas presupuestales. De los trabajadores sólo salieron 227 millones de pesos.
Reformar todo lo anterior como demagógicamente se los ofreció la actual president(a) además de que los regresaría a la época de las minipensiones, representaría más de 45 mil millones de pesos anuales sólo para el magisterio más, los aumentos salariales que en este caso resultaron extraordinarios con el 10 por ciento que seguramente va a reclamar toda la burocracia aunque no tengan la capacidad de movilización de los llamados, maestros.
Pero hay que olvidar que quienes ponen de cabeza a la ciudad son grupos que no rebasan los cinco mil trabajadores como afirman las autoridades, lo cual debe ser un buen indicativo de que no existe la “fuerza magisterial” que está focalizada en Oaxaca y a veces Chiapas. Los norteños nunca dan lata, están acostumbrados a trabajar.
La mina de los sureños es que con las concesiones recibidas, pueden chantajear también a sus “bases” con las promociones, prestamos o castigarlos si no van a las movilizaciones con asistencia del 80 por ciento. Ya se vio que alguna vez raparon a maestras que se negaron a abandonar su responsabilidad.
Pero no se entiende lo que piden pues si regresaran al anterior sistema de pensiones, recibirían el salario base menos prestaciones como quinquenios, o sea menos de su salario integrado. Hoy se garantiza con el esquema de pensiones del bienestar que s retiren con un mínimo de 16 mil pesos como se los planteó el secretario de Educación Mario Delgado.
De ahí que ante las peticiones que suenan absurdas, la CNTE mide sus posibilidades y nivel de chantaje, pero en ninguno de los casos incluye el mejoramiento profesional (carrera magisterial) ni mucho menos el aumento en la calidad educativa. Para ellos las reformas sólo se miden en poder de negociación y dinero.
Y mientras en el país de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la informalidad va en aumento y alcanza a 32 millones de los 60.5 millones de personas que integramos la Población Económicamente Activa. Tenemos 1.5 millones que buscan chamba y un número similar de quienes de plano se dieron por vencidos.
A ellos, nadie los defiende como tampoco a los 10 millones de personas con empleo formal pero que cayeron en pobreza laboral pues no les alcanza su salario para adquirir canasta básica y salud.
Así las cosas la CNTE pasó de aliada y cómplice de la 4T a su chantajista. Veremos.