La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Los ansiolíticos son el antídoto contra bombazos y decretazos
A más de un año, de que Rusia invadiera a Ucrania, los resultados para el gobierno de Vladimir Putin, no son los esperados, los ucranianos (con apoyo de Occidente), ofrecen tenaz resistencia e, incluso, han enderezado severas derrotas a sus contrincantes.
Esto, a pesar de que el gigante euroasiático, es la segunda potencia militar del mundo.
Así pues, sin la eficacia de la blitzkrieg, el régimen del zar blanco enfrenta un profundo desgaste acentuado por el bloqueo económico, lo cual no pronóstica nada bueno para Moscú, además, se dice que la moral de las fuerzas armadas está por los suelos, por lo que, no sería entraño que sufrieran una derrota total.
En este sentido, es importante rescatar, lo dicho por Vladimir Solovyov, uno de los principales propagandistas del Kremlin, cuando señaló, en entrevista televisiva, que: si Rusia pierde, entonces el país se llevará “el mundo entero con nosotros”.
Lo anterior, fue reforzado por Karen Shakhnazarov (otro cortesano), quien agregó: Permítanme recordarles lo que dijo el Comandante Supremo (Vladimir Putin), ‘¿quién necesita el mundo si Rusia no está en él?’.
Los catastrofistas planteamientos, nos hacen recordar al juez bíblico Sansón, mismo que pidió a Dios, como última gracia, la fuerza suficiente para derribar un templo y con ello, morir aplastado, junto con los filisteos, acerbos enemigos de los judíos.
En la perturbada lógica del hombre providencial, el ejemplo es plausible: el suicidio es un suceso liberador que, además, si incluye al colectivo, se troca en un heroico acto de amor.
Freud ¡sálvanos!