Con un dejo de cinismo exacerbado o de desvergüenza absoluta, Beatriz Gutiérrez Müller, aún esposa del ex presidente conocido como AMLO, solicitó la nacionalidad española, después que se unió a las insolentes y descabelladas exigencias de su marido al gobierno de España, de una disculpa por lo ocurrido hace 500 años durante la conquista de México.
Los españoles deben estar a punto de hacer una fiesta por tal petición, ya que quien pide su cambio de nacionalidad es una especie de iluminada encumbrada a doctora en historia o algo así, igual que muchos colaboradores de don AMLO, que consiguieron títulos, maestrías y doctorados en disciplinas en diferentes áreas educacionales, gracias a una práctica común en los funcionarios de Morena, que se llama plagio.
El ex Presidente inició pleitos, además, con otros países, para exigir devolución de penachos y otros artículos que, de salir del lugar en que se encuentran, se esfumarían o se harían polvo por los años resguardados. Su indiscutible ignorancia no fue capaz de hacerlo pensar en este fenómeno.
No sé si también ignoraba o se le olvidó o se hizo el olvidadizo, que él mismo es descendiente de españoles de reciente historia. Su abuelo viajo de Ampuero, en la Cantabria, a bordo de un barco. Escondido en un barril y llegó primero a Cuba muy jovencito, en donde trabajó en lo que pudo. Luego se trasladó a México hasta arribar a Veracruz, en donde inicio su vida formalmente, hasta que finalmente se estableció en Tepetitán, Tabasco.
Ahí abrió una tienda y no le fue mal. Era un hombre trabajador, como la mayoría de los españoles que han legado a México desde la conquista y que han coadyuvado con el crecimiento de nuestro país, con el trabajo arduo y edificante, que durante muchos años ha dado cobijo a quienes han venido con ansias de establecerse para bien de nuestro suelo.
Engendró a Andrés Manuel, quien al convertirse en adulto abrazó la actividad política y por alguna razón quizá del destino, todos los mandatarios le permitieron continuar, a pesar de hacer visible su falta de cabalidad, de decencia, de cultura, de preparación y para acabarla, inclinado visiblemente a la traición a los amigos que se antojaba lo serían para siempre.
Rápidamente aprendió a vivir del gobierno, con la creación de alborotos en contra de Pemex, principalmente, que le dejaban dinero a cambio de quitarse de los plantones con una bola se campesinos que creían en él, a quienes conformaba con entregas mínimas de dinero. Lo curioso del caso es que ningún político de altos vuelos fue capaz de impedirle su avance.
Finalmente, y Para desgracia de México y de los mexicanos, se hizo Presidente de este país, al que en seis años escasamente, hizo pedazos a fuerza de destruir instituciones y pisotear las leyes sin compasión.
Hoy nadie sabe de su paradero, temeroso seguramente de ser cazado por la estela interminable de daño que hizo gracias a sus evidentes ligas con los criminales, cuyo nombre se empeñó durante todo su mandato a enaltecer, como reconocimiento a favores seguramente recibidos de este gremio, como muchos investigadores lo han dado a conocer.
La periodista y autora del libro El Rey del Cash, Elena Chávez, quien tuvo oportunidad de conocerlo bastante de cerca, afirma que la petición de nacionalidad española, es en realidad para este individuo, quien, de lograrlo, llevarla posteriormente a Beatriz con absoluta facilidad, luego de acreditar con la documentación correspondiente que es su esposa.
Con esa calidad de bajísima estofa se exhibiría el macuspano, después de que en diversas ocasiones insistió en que el gobierno de España debería disculparse por sucesos que ocurrieron hace demasiados años y que creó un distanciamiento y una situación de malestar, por una determinación aberrante.
De conocer las exigencias, ¿estaría dispuesto a rendir lealtad al rey Felipe VI, obligación que exigen sus leyes? Tal vez sí. Aunque sólo por consolidar su propósito. Es el gran campeón de las mentiras. ¿Y los españoles estarían dispuestos recibirlo, cuando hasta los taxistas hablan de su falta de vergüenza y de su condición de despreciable?
¿Y esto lo libraría de todos los crímenes?
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