La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), llevaron a cabo la presentación editorial de Que es un soplo la vida (2023), de Rosina Conde, un poemario que aborda la muerte de personas cercanas a la autora, desde una perspectiva lúdica y que honra la vida de familiares y amigos.
En la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, la autora, acompañada por la escritora Eve Gil; el crítico literario Gerardo Bustamante; el poeta Eduardo Mosches y por la periodista Flor Mendoza —quien moderó la mesa—, afirmó que en esta obra intenta evocar los recuerdos de familiares y amigos que ya no están, pero subrayó que no es un libro que le cante a la muerte o que sea de lamentación, sino un libro que celebra la vida.
“El primer poema incluido es de 1989, lo escribí cuando falleció mi papá y es un poema que estaba perdido y del que no tenía respaldo. Lo recuperé gracias a la grabación de un programa de radio de 1989”, contó la poeta originaria de Mexicali.
Explicó que para la elaboración de este libro recibió la invitación de Jorge Ortega, coordinador del Programa Editorial Institucional de Cetys Universidad Autónoma de Baja California, quien la animó a proponer un poemario para la colección Ojo de Agua, en el cual reunió una selección de poemas escritos a lo largo de más de tres décadas.
“Cuando recibí la invitación revisé los textos que tenía guardados en mi computadora. Como tenía sólo 80 cuartillas como límite, hice una selección exhaustiva y traté de incluir los más íntimos y los más familiares. De todos los poemas que tenía en esta selección, que van de 1989 a 2022, descubrí que muchos no habían sido publicados y una gran cantidad de ellos estaba dedicada a mis muertos. Sin embargo, algunos se quedaron fuera”, comentó.
Sobre la estructura del volumen, mencionó que es ecléctica, pero para la organización de los poemas respetó la cronología y el orden de los fallecimientos de las personas a quienes dedicó estos poemas. En Que es un soplo la vida hay textos dedicados a Federico Campbell, Daniel Sada, Luis Zapata, José Dimayuga, Felipe Ehrenberg, Francesca Gargallo, David Huerta, etcétera.
“Los poemas en este libro son irregulares, no hay una uniformidad, no hay una línea, no es un libro que haya escrito exprofeso, sino que es una compilación de textos escritos en diferentes momentos, con estados de ánimo distintos”, subrayó la también dramaturga y narradora.
Asimismo, comentó que una sección está dedicada a las mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, con la intención de denunciar la violencia y la violencia machista.
Por su parte, Eve Gil reconoció la habilidad de la autora para resignificar el duelo a través de un género tan demandante como la poesía que, aunque es un vehículo tradicional para honrar la memoria de alguien, requiere fusionar la emoción con la técnica, algo que muy pocos logran. Además, también resaltó el humor y la irreverencia de la autora presentes en esta obra.
“En esta colección de poemas in memoriam la autora opta más, en la mayoría de los casos, por la recreación de un ser amado ido que por la lamentación de su ausencia. La propia poeta señala en alguno de sus poemas que a través de las fases del duelo nos resalta la duda respecto a nuestra percepción del que se ha ido”, manifestó la ensayista y periodista sonorense.
“Los poemas a los colegas, de técnicas muy variadas, van desde el ejercicio de estilo, es decir, reproducir rasgos muy específicos de su escritura, como en el caso de Daniel Sada, hasta ensayar otros tipos de composición, como la calavera tradicional y el corrido, en los casos de los poemas escritos a Federico Campbell y Felipe Ehrenberg”, agregó.
En su intervención, Eduardo Mosches explicó que, en una sección del libro, titulada Poemas por Ciudad Juárez, la poeta escribe desde la impotencia y el duelo por el asesinato y la desaparición de mujeres en esta ciudad fronteriza.
“Durante la lectura se presentan poemas que nos cuentan sobre quienes fueron secuestrados en un mundo enrarecido angustiosamente por la violencia y los desaparecidos en ese inmenso y fronterizo espacio social que es Ciudad Juárez. Asimismo, los feminicidios, ese crimen atroz que forma parte de la cultura patriarcal y con el que se castiga a las mujeres que se salen de las premisas que les exige una obediencia ciega”, contó.
Sin embargo, Mosches destacó que el poemario está lleno de amor, a pesar de incluir también demandas sociales, como justicia y seguridad.
En tanto, Gerardo Bustamante refirió que la despedida en los poemas no es sinónimo de olvido, y destacó la presencia musical en esta obra, pues algunas canciones como Espérame en el cielo, El sinaloense o Niño perdido se convierten en auxiliares de torbellinos poéticos.
“Gran parte de los poemas de este libro exigen al lector la referencia musical de fondo, al menos eso me exigieron a mí y lo disfruté. Que es un soplo la vida es un mausoleo poético en el que la autora reflexiona sobre la muerte: recuerda, evoca presencias, vidas, rostros. La memoria le permite traer al presente ritmos musicales”, dijo.
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