¿Qué pasará con dos las principales fuerzas políticas del país, cuando la autoridad electoral los declare perdedores en la contienda presidencial del 2018? es una pregunta que pocos se hacen pero que tiene una gran importancia para el futuro de la democracia mexicana, sobre todo, por lo que en materia de pesos y contrapesos representarán las tres principales fuerzas políticas en el próximo sexenio, gane quien gane.
Una derrota para el PRI, el PAN o el mismo Morena puede provocar una gran fractura en su interior. En el caso del PRI, ¿podrá reponerse de una derrota como lo hizo después de las derrotas del 2000 y del 2006?
Las condiciones en este 2018 son otras, por lo pronto ya no tendrían el apoyo de más de la mitad de los gobernadores como lo tuvieron hace seis años, tampoco una representación en el Congreso que le dé capacidad de maniobra frente a quien gane el gobierno, además de que sus ingresos bajarán considerablemente porque el subsidio gubernamental sería el más bajo desde que se implantó esa medida en la ley electoral. Su bastión el Estado de México podría perderlo dentro de cinco años.
En el caso del PAN, tras la derrota, difícilmente Ricardo Anaya podría sostener su liderazgo en el panismo. El fracaso provocaría una rebelión para expulsarlo junto con Damián Zepeda y los demás miembros de la dirigencia nacional, la mayoría afines al queretano. A diferencia del PRI, quienes se queden con el PAN, tendrán el apoyo de cuando menos una docena de gobernadores y una importante representación en las cámaras.
Para Morena con todo y que encabeza las preferencias electorales, una derrota sería el fin del mando férreo que desde su fundación ejerce Andrés Manuel López Obrador y sobrevendrían los pleitos hacia el interior, como los que no pudo superar el PRD, en los últimos años, y que ahora lo tienen en la lona para esta y futuras contiendas.
Y el PRD, su futuro está cantado, por su posición en la tabla después del primero de julio lo dejará fuera dela liguilla y sólo le quedará la opción de presentarse en coalición tanto en elecciones locales como federales. El PRD no rebasará los 6 puntos porcentuales en la votación, incluso podría ser rebasado por algún partido de la llamada chiquillada. Su presupuesto será mínimo y no tendrá apoyo ni de gobernadores ni de sus bancadas en el Congreso.
Como ven el panorama para los partidos resulten perdedores en la elección presidencial no es nada halagüeño, salvo para quien resulte ganador, desde luego.
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Otra vez las fuerzas federales quedaron en ridículo luego de que la Secretaría de Gobernación anunció con gran despliegue publicitario la detención de Juan José Farías Álvarez, “El Abuelo”, dirigente de las autodefensas en Tierra Caliente, Michoacán y que fue acusado de nexos con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Se violó el debido proceso y un juez lo puso en la calle apenas 48 horas después de su aparatosa detención…La encuesta que publicó este miércoles el periódico Reforma que le da a Andrés Manuel López Obrador una ventaja de 2 a 1 frente al segundo lugar, cimbró al PRI que de inmediato movió a sus operadores en los medios para que se publicará una Patito en la que el tabasqueño saca sólo 6 puntos al ciudadano Meade.
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