HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Qué pena me dan los autollamados analistas, que ante casos como el que sucedió este domingo en Bolivia, ven sólo un lado del problema o de plano le dan un sesgo segín sea el interés al que responden, o porque no decirlo, quien les paga.
Me da risa que en sus “análisis”, siempre recurren al viejo refrán de “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”, para supuestamente advertir que en México pude suceder lo mismo que sucedió en Bolivia en donde los militares simplemente le dijero a Evo Morales que se fuera y este aceptó dejar el poder que conservó durante 14 años.
Perdón, pero México y Bolivia son países muy diferentes y como dije en mi anterior entrega, los golpes de Estado de concinan en la Casa Blanca y para que en nuesto país tegamos el mismo escenario de ese país latinoamericano, el gobierno mexicano tendría que tener el rechazo del gobieno norteamericano.
Evo Morales no midió las consecuencias que acarrarían para Bolivia el presentarse a su cuarta reelección en la presidencia de aquel país, repetir esa historia en nuestro país, es pensar que el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, a su edad, con su estado de salud, tiene la fortaleza para perpetuarse en el poder.
Escucho ahora lo mismo que escuché antes de las elecciones del 2018, que México podría convertirse en otra Venezuela si Andrés Manuel López Obrador llegaba a la presidencia, antes sólo fue un peligro para México. Difiero muchas de las decisiones del gobierno que encabeza el tabasqueño, pero de eso, a compararnos con Bolivia y Venezuela, es de lo más ridículo.
Me apenan esos analistas o meloricos de la radio mexicana que hacen alardes de que ya nos llevó la chingada, sin presentar los argumentos claros que nos motiven para salir a las calles a demandar la renuncia del López Obrador.
Por favor señores sean más objetivos y cuando en México tengamos un peligro real de llevarnos a la situación en la que están aquellos países, y que el gobierno, no represente los intereses de cuando menos las dos terceras partes de la población, o sea la mayoría, pues entonces que lo griten.
Me dan pena los analistas porque no pocos de ellos se prestan a mezquindades que sólo benefician a grupos que quieren seguir gozando de privilegios en detrimento de las clases más necesitadas del país, ya chole, como dice el Ganso.
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Murió el político Jalisciense, Guillermo Cosío Vidaurri, un operador político, que siempre dio resultados en los gobiernos priistas y que fueron los propios pristas quienes lo imolaron, porque cuando por fin pudo conseguir su sueño de ser el gobernador del Estado de Jalisco, fue culpado de las explosiones en el centro de Guadalajara, algo en lo que no tuvo nada que ver, pero que por el cual, Carlos Salinas de Gortari lo obligó a renunciar cuando todavía no cumplía ni la mitad de su madato. Desecanse en paz…Qué se cuiden Aurelio Nuño y el soberbio Otto Granados, porque hay una reja en su futuro. Ese será el escándalo de esta semana y podría ser el del año. Y el fuego estaría muy cerca del Enrique Peña Nieto
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