¿Qué clase de encargado gubernamental tenemos en seguridad pública que no puede garantizar ni siquiera la seguridad de los alcaldes? ¿Qué, entonces, podemos esperar los ciudadanos de a pie?
Hay relevo de pruebas en la confesión de parte que el fin de semana hiciera el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio: los presidentes municipales, dijo, no pueden ser protegidos de forma individual por el gobierno federal.
“No podemos ponerle un cuerpo de seguridad a cada municipio, a cada presidente municipal, pero ellos tienen que cooperar mejor para resolver la inseguridad en sus municipios. No podemos justificar la no cooperación con que están amenazados”, dijo textualmente Osorio en la comparecencia a la que fue citado en el Senado.
Desafortunadas frases. Desafortunada intervención ante la (mal) llamada Cámara Alta.
Y es que ella se dio en el marco del asesinato, por tortura, del edil de Santa Ana Maya, Ygnacio López Mendoza, quien durante semanas denuncio el acoso del crimen organizado no sólo a él mismo, sino a la población que gobernaba.
No señor Osorio, no se requieren “cuerpos de seguridad” para cada alcalde, para cada ciudadano, sino que en el país vuelva a imperar el Estado de Derecho, el respeto a la vida y a la propiedad de los demás.
Fracasado o de plano fallido es el Estado nacional que no puede garantizar la seguridad de los habitantes.
Y México, ya lo aceptó Osorio, ha fallado en proteger la seguridad de los mexicanos e incluso de uno que otro extranjero, quienes tienen la (mala) ocurrencia de venir aquí.
¿Un “cuerpo de seguridad” para cada cual?
Nadie lo está demandando.
Peor aún cuando, muchas veces, entre los guardianes o escoltas se emboza un criminal.
YA SON 13 AÑOS PERDIDOS
Si el Estado cumpliera su misión en forma eficiente y eficaz, sobre todo sus funciones esenciales — entre las que está la seguridad pública– evitaría esta situación de caos social, en que vivimos todos los mexicanos, en todo el territorio nacional. En Michoacán, Tamaulipas, sí, pero ya prácticamente todo el país, incluido el Distrito Federal.
Es lamentable la situación a que están sometidos los ciudadanos que tienen que enfrentarse a los delitos y a los delincuentes día a día, corriendo riesgo sus vidas o las de sus semejantes. El episodio, el hecho, el enfrentamiento, la herida, la muerte, existieron, fue vivida, por todos los protagonistas, y a todos obviamente, los llena de sufrimientos, y quizás muchos de los que han actuado, puedan tener secuelas para continuar viviendo tranquilos.
Todo ello, debe ser evitado por el Estado. Esa es su función esencial, no puede claudicar de hacerlo, debe usar todos los recursos necesarios para cumplir con el mandato constitucional.
Realmente., luego de pasados los primeros once meses de este nuevo gobierno, y de doce años de “gobiernos” panistas, queda demostrada la incapacidad absoluta para resolver esos temas. Millones y millones de pesos, apoyo estadounidense en dólares y equipos, estrategias tras estrategias, todas fracasadas: no hemos visto mejora alguna.
Todas son promesas, comisiones, estudios, pero la gente sigue sufriendo en la calle, en sus hogares, en sus negocios, en los caminos y carreteras, en los restaurantes, en ferreterías, bares, carnicerías, taxis, y a muchos de esos compatriotas, les ha cambiado la vida, unos, los delincuentes o víctimas la han perdido, pero a otros que han tenido que actuar en “legítima defensa” también les cambió , porque llevan en su memoria, hechos y circunstancias que jamás hubieran querido vivir.
No cualquier ser humano, está preparado, para dar muerte a un semejante. Esa no es la misión de un ciudadano común, padre, hijo, vecino, hermano, sino que como tales, lo que esperamos todos, es vivir en un Estado que cumpla sus funciones esenciales, para eso se votan los recursos económicos, y pagamos cada vez más impuestos.
No queremos “cuerpos de seguridad” para cada individuo.
Queremos que, otra vez, reine la seguridad.
¿Puede con ello señor Osorio?
Índice Flamígero: Ni los recintos oficiales se salvan de la inseguridad. La semana anterior, en el patio central del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde hay “cuerpos de seguridad”, se presentó una muestra artesana y gastronómica patrocinada por el gobierno de Zacatecas –su gobernador acudió de demandar recursos presupuestales para 2014–, y muchos objetos fueron robados. Al respecto, don Alfredo Álvarez Barrón, El Poeta del Nopal, nos envía el siguiente epigrama: “Lo digo tal como va, / aunque parezca un exceso: / la cueva de Alí Babá / ¡es la sede del Congreso!”