En diversas cavilaciones he entendido que el miedo es el verdadero antagonista de la libertad y que la libertad verdadera es la libertad para dominarse a si mismo (Michel de Montaigne 1533-1592), por ello la presencia del miedo en cada individuo automáticamente va en contra de su única libertad posible, lo anterior es ya más evidente que nunca sobre todo en una sociedad que enaltece su supuesta libertad, los Estados Unidos de Norteamérica.
No es novedad hablar del ambiente social que se vive en el país vecino pues el terrorismo llegó para quedarse y anidarse en la vida cotidiana de los gabachos, ese miedo controla no solo sus vidas sino las de vecinos como México por no hablar del resto del mundo que sufre también el pánico de los gringos… siempre en beneficio económico, y casualmente, de los mismos actores que repiten protagonismo en distintas historias de terror.
De más esta explicar quienes son los que han financiado el terrorismo alrededor del mundo los últimos 25 años, pero si alguien aún tiene dudas revise con detenimiento la historia de la OTAN y el Pacto de Varsovia.
Pero al margen de lo que este miedo provoca en la mundanal vida de las personas cabe hacer mención, reitero, de los beneficios que aporta a algunos personajes cada vez más evidentes.
Por ejemplo; aquí en mi ciudad el aumento injustificado de tarifas de transporte público colectivo se implementó de manera unilateral por parte de empresas concesionarias del servicio, los estudiantes, sobre todo y afortunadamente, han reclamando el abuso que no solo los afecta a ellos sino a sus familias y por ende a la sociedad. Se detuvieron unidades de transporte, se redujo la circulación vehicular en vías principales para aumentar la presión a una solución inmediata…
Y la respuesta inmediata se expreso en la voz de una dirigencia empresarial alarmada por las perdidas económicas resultantes de tan monstruoso atentado en contra de la libertad de transito y daño al desempeño e imagen del comercio local.
Se anticipaban así, según esta dirigencia de representatividad empresarial, millonarias pérdidas, incluso ajustes económicos a salarios y ante todo daño a la economía local.
Total, todo un panorama desolador provocado obviamente por un grupo de estudiantes rijosos que no entienden el sistema de libre mercado y desregulación modernos.
Y desde otro flanco, más amplio, nuestro flamante y siempre suspicaz presidente del banco de México (Agustín Carstens) nos anunció consternado que por fin la tormenta perfecta del temporal de calamidades económicas provocadas por factores ajenos al control institucional, se formó, avisándonos “¡agárrense de donde puedan!”.
Pero lo que todos estos agoreros del mal ocultan es revelar que ellos son quienes siembran y nosotros los tarugos que recolectamos (siempre respetuosos de la voluntad celestial) semejantes pánicos. Rezan las frases “el que siembra tormentas, cosecha tempestades” y “a río revuelto ganancia de pescadores”, toda una revelación coloquial del neoliberalismo.
Por que la situación social en México es muy mala, que digo mala, es francamente alarmante y des-esperanzadora para las generaciones presentes y futuras, y no debido a circunstancias ajenas, externas e imponderables sino a ¡décadas! de indolencia social y vicios cada vez mayores por parte de la oligarquía mexicana, aún así nos continúan espantando con el petate del muerto.
¡Y si Trump alcanza la presidencia será peor!
¡Y si los jodidos no nos apretamos el cinturón será peor!
¡Y si no le recortan presupuesto a educación, agricultura y salud para pagar los intereses de la deuda será peor!
¡Y si no invierten más presupuesto en el combate al narco será peor!
¡Y si votamos por AMLO será peor!
¡Y si Peña no renuncia será peor!
¡Y si no detenemos la construcción del muro será peor!
¡Y si no apoyamos al Chente, a Salma, a la Machado, al Negro Iñarritu, a Jorge Ramos, a Vicente Fox y tantas otras fichas (o piezas) contra Trump será peor!
¡Y si no defendemos el TLC será peor!
¡Y si el dólar cotizo de $19.98 a $20.01 pesos ayer será peor el año entrante que alcance los $30 pesos!
¡Y si no extendemos más facilidades a la inversión extranjera será peor!
¡Y si no apoyamos las reformas será peor!
¡Y si no apoyamos a Hillary será peor!
¡Y si sacamos a las fuerzas armadas de la calles y las devolvemos a sus cuarteles será peor!
¡Y si no colocamos a un pederasta y ratero en lugar de un ratero a secas en la gubernatura será peor!
¡Y si no somos tolerantes y concedemos el beneficio de la duda a la alternancia PRI-PAN será peor!
¡Y si votamos por la izquierda, que no es izquierda sino derecha disfrazada, será peor para la izquierda y la derecha!
¡Y si no reestructuramos la deuda con el FMI y el BM será peor por que afectarían futuros créditos!
¡Y si no liberamos y vinculamos los precios de gasolina al mercado internacional será peor!
¡Y si no ofertamos carretadas de dólares a precios de oferta, sabrá dios a quien, será peor!
¡Y si hoy construimos refinerías para no comprar gasolina a USA sea peor!
¡Y si ofrecemos trabajos bien remunerados a potenciales migrantes mexicanos ilegales en ruta a USA será peor!
¡Y si no seguimos todas las indicaciones, iniciativas y sugerencias del FMI, BM, ONU y ONG´s será peor!
¡Y si Trump nos devuelve a 11 millones de indocumentados será peor que si lo hace Hillary!
¡Y si aplicamos las bases del modelo educativo Finlandés en México será peor por qué no somos Finlandia!
¡Y si señalamos la corrupción de la clase política, empresarial y clero será peor por qué nosotros también somos corruptos!
¡Y si tragamos sal, por qué en la mesa del restaurante existe un contenedor de sal, será peor!
¡Y si pensamos, hablamos, actuamos y exigimos será peor!
Y si nos descuidamos el coco nos sorprenderá y será peor…
-Victor Roccas