Claudia Rodríguez
Es un maremágnum la desaprobación de miles y miles de mexicanos, respecto a que el Gobierno e incluso los órganos legislativos, pasen la charola a los mexicanos para que donemos dinero o en especie con la idea de aliviar la desgracia de los connacionales afectados por el sismo en Chiapas, Oaxaca y Tabasco.
No está mal donar. Siempre lo hemos hecho. Pero hoy la duda es enorme respecto a que los bienes y dinero en su caso entregados, lleguen realmente a su destino, además de que no se les etiquete con ninguna bandera partidista o de Gobierno.
Hay una gran desconfianza en que el intermediario se robe las donaciones. Y no es por mal pensados; nos han dado elementos hasta el cansancio robándonos lo que nos pertenece a todos los mexicanos y llevándolos a sus bolsillos personales, de lo que además parece no pasa nada. La justicia no les persigue por robo a los gobernados, a los mandantes.
No se trata de administrar la pobreza a lo que se han dedicado Peña y Manuel Velasco, gobernador de Chiapas.
Ahora, que el presidente Enrique Peña Nieto se ha enterado de esta multitud de desconfiados que están en todos los rincones de la geografía nacional alzando la voz y hace un llamado a no señalar o criticar lo que falta en Oaxaca y Chiapas, advirtiendo puntual: “Yo les quiero pedir, de forma respetuosa a los medios de comunicación, se incorporen a esta labor de solidaridad, de sembrar mayor solidaridad, mayor conciencia de los daños y las afectaciones que hay en estas dos entidades, y más que volvernos señaladores o críticos de lo que falta seamos todos parte de la solución”.
En lo personal, yo le quiero señalar al señor presidente Peña Nieto, que los medios no ponemos a la población en contra de él, como si fuera un deporte nacional de ocio o esparcimiento. La tarea de muchos de los informadores es reseñar lo que Gobiernos y funcionarios no nos cuentan y que cuenta mucho en torno al desfalco de nuestras arcas nacionales a manos de ellos mismos, y para el caso puntual de Oaxaca y Chiapas, advertir que no es sorpresa desafortunadamente el cómo azotó a los oaxaqueños y chiapanecos el sismo; porque el Gobierno de Peña y los locales de hoy y de siempre, sólo se han dedicado a administrar la pobreza de todo tipo, cuando su tarea es aliviarla y desterrarla.
Ya nadie le cree a Peña Nieto y sus secuaces, quienes sí escuchan los reclamos sociales, pero hacen como que ni oyen.
Acta Divina… “Habitantes de Oaxaca y de Chiapas, que han resultado con afectaciones consecuencias de este sismo: no están solos, estamos para acompañarles, para apoyarles, para ayudarles y asegurar que la vida regrese a la normalidad; no nos habremos de ir hasta que eso ocurra”, sostuvo el presidente Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Doña María Tin, le dijo a Peña Nieto con micrófono en mano: “Todos los pobres de Santa María Xadani fuimos afectados”, y luego: “ojalá que cumpla, Presidente, y que no hable por hablar”.
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