La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Que el portero meta gol en tiempo de reposición, sólo ocurre contra el Cruz Azul
Ante la falta de una partidocracia opositora de altura, un amplio sector de la ciudadanía (si sumamos los abstencionistas y los que votaron por una opción distinta a la coalición de MORENA y aliados, son mayoría), siente una profunda frustración porque la aplanadora legislativa de la 4T, está trastocando el sistema político a su antojo, la molestia es legítima.
Esta desesperación, llevó a pensar, en su momento, que Xóchitl Gálvez podría vencer a la maquinaria oficial y a una candidata con varios años de campaña.
Ocurrió lo obvio y, en la negación, se crearon varias leyendas urbanas tratando de socavar el triunfo de Sheinbaum. Que hubo tropelías, innegable, pero, eso del algoritmo en el PREP, fue una charada.
Luego, surgió el tema de que, ante la falta de tres votos en el Senado para lograr mayoría calificada, bastaba con crear un indivisible bloque opositor, para echar por la borda las reformas impulsadas por el régimen. Nuevo fiasco, con ‘cañonazos’ y versiones evolucionadas del ‘tehuacanazo’, consiguieron los votos que requerían. Así pues, la furia del colectivo fue descargada contra los Yunes del estero y otros dos legisladores.
Ahora, Alberto Pérez Dayán, rompió la cohesión del grupo de ocho ministros que, en teoría, descarrilarían buena parte de la reforma al Poder Judicial y, siguiendo la misma fórmula, el cuestionado togado, fue quemado en la leña verde de las redes sociales.
No se trata de defender a nadie, sin embargo, preguntamos: ¿puede un proyecto opositor depender de la voluntad de cuatro o cinco personas? La falibilidad (y la traición), son características concernientes a lo humano, por lo tanto, sería más redituable ganar en las urnas, lo que se quiere obtener, con el azaroso mecanismo de agarrarse a un clavo ardiendo.