Yo Campesino / Difícil reto
• Quien gane la rifa del tigre tendrá un panorama muy complicado si de mejorar al país se trata
*Miguel A. Rocha Valencia*
Derecha o izquierda, en México las ideologías se confunden, a veces se suman si se trata de construir y aceptar responsabilidades inherentes al cargo. A la Presidencia se llega con un diagnóstico real del país, quien asume el cargo tiene como responsabilidad básica construir en base a la Constitución lo mismo en economía que en seguridad, salud, educación, medio ambiente o relaciones internacionales.
No se vale que quien lucha por llegar y alcanza el objetivo sólo lo haga por el poder, para satisfacer venganzas y destruir lo que otros hicieron, sino amalgamar intereses, evitar confrontaciones para que a partir de la unidad de todos los mexicanos, se construya en todos sentidos a partir de lo que hay y que como manda la ley, podamos vivir el paz y desarrollarnos en libertad sin opresiones ni discriminaciones de ninguna especie.
Por eso cuando me refiero a quien hoy ocupa la silla presidencial como el ganso, mesías tropical, caudillo o cualquier otro sobrenombre con los que él mismo se distingue lo hago porque no se asume como presidente de todos los mexicanos, sino como el jefe de una facción que llamaría mafia con obediencia ciega al jefe y a quienes no se suman a su cartel los acusa de enemigos que desde su punto de vista deben ser castigados, entre ellos los periodistas que asumimos la responsabilidad crítica con base en hechos, números y sus propias mentiras la libertad de expresión.
Igual sucede con todos los que no se someten incluyendo personas cercanas a él de hecho también “sus” magistrados de la Suprema Corte de Justicia que se niegan a violentar la Constitución y caer en la ignominia profesional de obedecer a ciegas. Les dice traidores como seguramente opina de excolaboradores que decidieron bajarse de la 4T, incluyendo varios secretarios de Estado como los dos de Hacienda que vieron en las políticas públicas del ganso destrucción y atraso, no construcción ni desarrollo.
Otros que se sintieron con posibilidades de escalar el olimpo del poder decidieron caer en la obediencia ciega del fanatismo, y como gusanos se arrastraron o mimetizaron personalidad y mensajes del profeta cuatrotero como la mejor, la única forma de mantenerse en la “jugada”.
El más señalado efecto de transfiguración se vio en la corcholata jefe de gobierno que de mostrar tamaños, rectificó el camino y hasta la sonrisa fingida que le construyeron los asesores. Los muertos, muertos están, se compran aliados para estañar heridas y cuando se necesario lanzarlos contra los opositores.
Buena inversión, dirían unos, pero las facturas se pagan como todo en la vida y tarde o temprano llegará el momento de liquidar en la caja de la confianza y esa sólo se va a lograr si se retoman en simple lógica los objetivos de un gobierno en economía, seguridad, salud, relaciones con los grupos sociales de enfrente, suma de factores que lleven al bienestar de la sociedad.
Ese objetivo que sería la responsabilidad primigenia de un gobernante es lo más difícil. En campañas se va a ofrecer todo hasta lo imposible y lo que se sabe no se cumplirá, pero de los hechos de una administración se sabrá si construye o destruye, si el poder se obtiene por el poder mismo o si es para un proyecto sectáreo, excluyente y autoritario.
Se confrontarán no ya los falsos enemigos, los molinos de viento que creó el caudillo para justificar sus fracasos y venganzas sino a realidades tangibles de un país que sufre la mayor de sus masacres en la historia con 158 mil asesinatos, la peor caída económica donde la deuda se vuelve histórica lo mismo que el déficit público, efectos inflacionarios o tasas de interés.
Encontrará quien llegue el reto de enfrentar o pactar con los criminales que mandan incluso sobre gobiernos estatales y municipales, que hicieron suya la costa del Pacífico para enriquecer sus empresas delincuenciales especialmente fabricación, comercialización y exportación de drogas, armas y personas.
Más de la tercera parte del territorio nacional donde ni siquiera se esconden, “trabajan a la luz pública” todos saben quiénes son y actúan impunemente, cobran derecho de piso, secuestran comunidades enteras, matan, obligan a jóvenes a convertirse en “soldados” del crimen donde no valen abrazos y no balazos ni mucho menos dádivas que no les alcanza ni para una “peda”. Sumarse a la delincuencia reditúa más pues evitan “ponerse malitos”, ser torturados y asesinados que las presuntas becas pagadas de corrupción.
Y todo porque no existe un Estado suficientemente fuerte y decidido a cumplir con su responsabilidad de aplicar la Ley y hacer uso del monopolio de la fuerza. Las causas fundamentales no las van a acabar, el dinero, la amenaza, inseguridad y abandono institucional que deja a miles de jóvenes y niños a merced del hampa.
Mientras que quienes debían proteger, hoy son empresarios, constructores, administradores de obra pública, una nueva casta de verdes millonarios.
Difícil para quien llegue si de construir se trata, pero si va a seguir la secuela de destrucción, corrupción y complicidades por encima de la ley, la ruta la tiene al frente, la marcó el caudillo de Macuspana.
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