Pablo Gato
Si queremos ser optimistas ganó la esperanza de que se abra la puerta a que este conflicto, que dura ya 77 años, llegue a su fin.
Ya estamos cansados de guerras y de ver como miles y miles de personas mueren.
Dicho esto, todas las celebraciones que hemos visto son prematuras.
Se ha logrado un cese al fuego, no un acuerdo de paz, que son cosas muy distintas.
Ha habido muchos ceses al fuego y liberación de rehenes y presos en el pasado.
Esto no es nada nuevo. La diferencia es que se detiene la destrucción de Gaza y de su población, al menos temporalmente.
En mi opinión el balance es este:
1- gana Israel porque ya no hay guerra. Aproximadamente mil soldados israelíes han muerto en la guerra en Gaza. También gana Israel porque los rehenes vivos ya están en casa. Los muertos que sean ubicados también regresaran a casa.
2- Pierde Netanyahu porque prometió conquistar Gaza y destruir a Hamas y no ha logrado ninguna de las dos cosas. El plan de Trump lo dejo fuera de juego. A pesar de tener uno de los mejores ejércitos del mundo, fue incapaz de, en dos años, conquistar un territorio completamente rodeado y de apenas unos 50 kilómetros de largo por 15 de ancho.
Insisto, en dos años y con una aplastante superioridad militar que va desde tanques a vehículos blindados pasando por artillería, aviación, misiles y drones.
Hamas no tenía nada de todo eso.
También pierde porque al final la solución fue negociada, algo que podría haber hecho (le gustara la idea o no) desde el principio.
Se hubieran ahorrado decenas de miles de vidas.
Trump lo obligo a negociar y Trump demostró que se podía y se debía negociar.
Insisto, gustara o no. Netanyahu también pierde porque sus órdenes provocaron el aislamiento internacional tanto a nivel político como popular de su gobierno, además de generar una acusación de crímenes contra la humanidad por la Corte Penal Internacional.
Por otro lado, Hamas pierde porque este acuerdo podría arrebatarle el control político de Gaza. Podría. No está claro. Sin embargo, gana porque en una situación de masiva inferioridad de condiciones, supo mantener Gaza y evitar que Israel la conquistara. También gana porque sigue viva y consiguió que se liberaran muchos de los presos que habían exigido. Esos presos estaban en cárceles israelíes sin ningún tipo de acusaciones contra ellos.
El presidente de Egipto dice que esta es la última oportunidad de lograr la paz en Oriente Medio.
Ignoro si eso es así o no, pero insisto en el punto inicial.
Debe ganar la esperanza de que esta tragedia finalmente se solucione y que tanto Palestina como Israel puedan convivir en paz, seguridad y prosperidad mutuas.
Todo pende de un hilo. Ninguno de los temas que han provocado este conflicto se ha tratado con este acuerdo. Ninguno.
Además de esos desafíos obvios entre los israelíes y los palestinos, un conflicto con Irán, por ejemplo, echaría por tierra todo lo ganado.
Y que no quede ninguna duda de que tras la reciente guerra de doce días entre Irán e Israel, ahora Irán se está armando hasta los dientes para otra potencial confrontación.
En especial, con misiles hipersónicos que la defensa antiaérea de Israel difícilmente puede derribar.
Israel, además de tener un arsenal atómico, también está recibiendo miles de millones de dólares en armamento y ayuda de todo tipo por parte de EEUU por si llega ese momento.
Y, como hemos comprobado innumerables veces, un conflicto en Oriente Medio afecta literalmente a todo el mundo en muchos temas, desde económicos hasta de inmigración masiva pasando por terrorismo.
Todos en Oriente Medio han de decidir.
La alternativa es clara: o paz o más guerra y sufrimiento.