Juan Luis Parra
A CI Banco, Intercam y Vector les cayó la voladora. Acusados de lavar dinero, perdieron clientes, flujo y hasta cachito de prestigio.
La noticia es que ahora parecen sorprendidos.
Entre 30% y 40% de los clientes salieron corriendo. No por gusto, por miedo a que los arrastren en la misma red. Lo chistoso es que ahora dicen que van a “mejorar sus filtros”.
¿Apenas? ¿Después de cuánto supuesto lavado?
Pero el show no termina ahí.
Mientras estas financieras se achican, el barril sin fondo sigue intacto: Pemex. La petrolera del Estado, la que según la DEA está metida hasta el cuello en el huachicol fiscal y el tráfico de crudo, esa no se encoge.
Esa quiere esconder la cabeza como avestruz.
Cinco auditorías le hicieron entre 2023 y 2024. ¿Y qué hizo Pemex? Las escondió hasta 2028. “Seguridad nacional”, como siempre.
Pero no importa, igual le siguen soltando contratos, subsidios y discursos patrióticos.
La joya es que mientras Pemex guarda auditorías bajo el tapete, le debe casi 2 mil millones de dólares a empresas de energía en Estados Unidos. Y al mismo tiempo, esas mismas redes criminales que lavan dinero en la banca también roban y revenden su combustible.
Pero a ellos ni los tocan.
¿Y qué pasó con el general que estaba a cargo de la seguridad de Pemex, acusado de proteger el robo de más de 2 mil millones de litros de gasolina? Nada. Se amparó, se escondió y sigue libre.
Entonces, ¿quién lava a los lavadores? Nadie. Porque si eres chiquito, te destruyen. Pero si eres Pemex, te tapan.
Si eres banco, te señalan. Si eres empresa estatal, te protegen.
Esa es la verdadera estructura de poder. No es que no se pueda combatir el lavado. Es que no quieren.