Francisco Rodríguez
AMLO ha dedicado su atención a muy diversos asuntos en estos primeros 90 días de su mandato; desde luego que se ha centrado en los aspectos que le parecen prioritarios o que considera más redituables para su imagen pública. Así lo hemos visto ocuparse del aeropuerto de Texcoco, de los salarios de los ministros de la Suprema Corte, de las ayudas asistenciales a los adultos mayores y a los denominados ninis, de los huachicoleros, de la venta del avión y las flotillas aéreas y terrestres del gobierno federal, del fomento al beisbol y un largo etcétera.
Sin embargo, no se ha referido ni fijado su atención en el denominado mundo del trabajo, es decir, en todo lo relativo a la problemática de los millones de trabajadores del país y sus injustas relaciones con la parte patronal, con los infames sindicatos charros y la muy corrupta justicia laboral.
Con excepción del insuficiente incremento a los salarios mínimos generales y a los salarios mínimos de la franja fronteriza (los cuales obedecieron a razones macro económicas), el Presidente no se ha preocupado por la materia laboral, a pesar de reconocer que el trabajo humano es la principal fuente de riqueza del país y que la distribución de tal riqueza es de las más injustas del mundo, con los salarios más bajos de América.
De esta manera se puede explicar el por qué hasta el día de hoy no se ha dado ningún cambio en el ámbito laboral, ni se vislumbra que pueda darse en lo que resta del sexenio, pues hemos visto a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ofrecer su “mano franca” para sostener a los más importantes representantes del sindicalismo oficialista a quienes no se toca ni con el pétalo de una rosa.
No se ve que la autodenominada Cuarta Transformación se asome ni superficialmente en ningún aspecto del mundo laboral, ni siquiera en casos tan escandalosos como los del petrolero Romero Deschamps o el ferrocarrilero Víctor Flores.
En el aspecto legal, se sigue adelante con el proyecto neoliberal contenido en el cambio estructural pactado por el PRI-AN-PRD, que consiste en quitar el carácter social al derecho del trabajo y trasladarlo al ámbito del derecho privado, arrancando a la clase trabajadora las valiosas conquistas revolucionarias del artículo 123 y suprimiendo el principio de estabilidad en el empleo al legalizar el outsoursing y abandonar la tutela del trabajador, la apreciación de los hechos en conciencia, la irrenunciabilidad de los derechos, la interpretación más favorable en caso de duda y otras garantías igualmente importantes.
El mandón es el papá de la joven secretaria del Trabajo
Esta continuidad de la reforma estructural peñista en materia laboral constituye, no sólo una traición a la clase trabajadora sino un incumplimiento a la palabra empeñada durante la campaña presidencial en el sentido de que se revertirían las reformas estructurales de carácter neoliberal, que como en el caso de la reforma laboral, solamente benefician a la clase patronal.
Fue el abogado Arturo Alcalde Justiniani quien, a través del denominado Observatorio Laboral, consensó con las cúpulas patronales el proyecto de reforma a la Ley Federal del Trabajo que promueve el partido Morena.
Mención aparte merece el aspecto Colectivo en el cual, a querer o no, el gobierno está obligado, en razón de los tratados internacionales de la OIT y sobre todo del T-MEC, a permitir la democratización y la independencia de los sindicatos (situación que no parece necesaria en la vida real, a juzgar por la frase “aquí está mi mano franca para apoyarlos“).
Tal parece que todo el manejo de los asuntos obrero – patronales del país no es prioritario en la Cuarta Transformación, pues han sido encomendados al denominado súper secretario del Trabajo, Arturo Alcalde Justiniani, quien además de ser un muy poderoso abogado de varios de los más importantes sindicatos a nivel nacional, es también esposo de la licenciada Bertha Lujan, quien fuera secretaria general de Morena y, además, padre de la muy joven Secretaria del Trabajo y Previsión Social del gabinete de López Obrador, por lo que resulta innegable el conflicto de intereses que se da por ese parentesco en primer grado, y ante el hecho de que Alcalde Justiniani sea el principal asesor de Sindicatos Nacionales y que sea su propia hija y sus subordinados a quienes les corresponde resolver los conflictos que tenga con el sector patronal y con otros sindicatos, como en el caso de la huelga de la Universidad Autónoma Metropolitana, de cuyo sindicato es asesor, aunque se atreva a negarlo y a pesar de que su pasante Eugenio Narcia aparezca como apoderado.
También en el caso de las huelgas de las maquiladoras de Matamoros, Tamaulipas, en la que una de sus ayudantes figura como la representante Sindical.
También es mandamás en los Tribunales Laborales
Otro de los ámbitos en el que Alcalde Justiniani resulta factor determinante es el de los Tribunales de Justicia Laboral, al punto de que impuso como Presidenta de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a una antigua funcionaria, María Eugenia Navarrete Rodríguez, que siempre resolvió a su favor y que había trabajado en esa Junta servilmente al servicio de los secretarios de Trabajo más nefastos y anti obreros como lo fueron, el foxista Francisco Salazar (aquel de Pasta de Conchos), Carlos Abascal, Javier Lozano y Alfonso Navarrete Prida y a la cual hizo regresar de la jubilación para tal efecto, demostrando que contrariamente al gatopardismo, “todo debe conservarse para que todo siga igual”.
La misma situación pretende imponer el todopoderoso Alcalde Justiniani en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de Mexico, en la cual pretenden perpetuar a la licenciada Margarita Darlene Rojas Olvera, quien arribó a este importante cargo por obra y gracia del anterior jefe de Gobierno de la CDMX y actual senador y jefe del grupo parlamantario del PRD por la vía plurinominal panista, Miguel Ángel Mancera, y por el único mérito de ser la pareja sentimental del muy desprestigiado y corrupto exdelegado de Iztapa!apa, Jesús Valencia, mismo que ha tomado esa Junta como botín y colocado en importantes cargos a muchos ex funcionarios de aquella que fuera su delegación, a pesar de su total desconocimiento del derecho laboral, para lo cual han venido despidiendo de forma arbitraria y prepotente a muchos funcionarios.
Nada ha importado a Alcalde que ambos Tribunales laborales se sumerjan totalmente en la corrupción e ineficacia, toda vez que su fijación es someter la justicia laboral a los dictados de la Suprema Corte y de los Tribunales Superiores de los estados.
Tiene más poder en la 4T el padre… y no la hija.
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