Por María manuela de la Rosa Aguilar.
La Asamblea General de la ONU aprobó esta semana una resolución que señala que Rusia debe rendir cuentas por todas las violaciones del derecho internacional contra Ucrania, debiendo pagar las reparaciones a este país por todos los daños derivados de esta invasión, por lo que señala, se debe establecer un mecanismo que permita documentar las pérdidas y perjuicios que ha sufrido Ucrania, su población y las empresas
Sin embargo, esta resolución no es vinculante y el mecanismo propuesto no se considera dentro del marco de la Naciones Unidas, sino que sólo es una recomendación para que Ucrania sea quien haga el registro de los daños. La medida, aunque tibia y con las objeciones naturales de Rusia y sus aliados, es un paso muy significativo hacia la definición de lo que podría suceder al fin de la guerra.
La presión de Rusia.
El conflicto, a pesar de los territorios recuperados por Ucrania, no se ha definido aún, pues Vladimir Putin está empeñado en lograr sus objetivos, sin importar que todo un país quede hecho añicos y cueste lo que cueste. Para ello confía en la dependencia de Europa sobre los energéticos, sobre todo ahora que ya está en puerta el invierno.
Y por otro lado, considera el apoyo tácito de sus aliados, como Irán, Corea del Norte y China. Aunque a esta última no le conviene tener un vecino tan poderoso, pero sí uno limítrofe con Europa e incondicional, dado el caso.
Una buena noticia es que la exportación de granos de Ucrania no se ha detenido, sobre todo para paliar las urgentes necesidades alimentarias de África, independientemente de que con ello se reduce el riesgo de una crisis global por falta de alimentos.
Las implicaciones militares para Europa.
Por otra parte, después de unos lustros de relativa calma en Euro Asia, la invasión a Ucrania ha provocado que toda la Unión Europea considere muy seriamente mantener e incrementar su capacidad defensiva, con armas mucho más efectivas, modernas y letales, pues la seguridad de la zona se ha vuelto una prioridad. Aunque los medios diplomáticos siguen siendo un importante instrumento de negociación, con la intensificación de la relaciones políticas internacionales, en donde la economía ha sido un factor determinante. Y aunque la UE, integrada por 27 estados soberanos, cada uno con sus particularidades, sus intereses, estructuras, la conformación política, social y económica con que cuenta, está tan claramente estructurada política y jurídicamente, que ha hecho posible la toma de decisiones colegiadas; lo vemos por ejemplo con Italia, que a pesar de ser un gobierno pro ruso, en oposición al libre mercado y con otra concepción ideológica, se ha alineado para apoyar totalmente las decisiones de la UE. Sobre todo, ahora que Polonia y Hungría han visto en riesgo su soberanía.
Los Estados Unidos.
Aunque Joe Biden se ha mostrado conciliador y desestimó el ataque a Polonia, debe tener presente sin duda la presunta injerencia de Rusia en la elecciones norteamericanas, sobre todo ahora que Donald Trump ha anunciado sus intenciones de contender nuevamente a la presidencia; pero para eso están las instancias judiciales, donde hay una investigación contra Trump. Biden es un diplomático con mucha carrera de por medio y en política no hay olvido, por lo que la jugada de Putin tendrá consecuencias al término de la guerra, las deudas se pagan.
Plan de reconstrucción.
Ya desde finales de octubre los líderes de la UE reunieron a expertos para elaborar un proyecto de reconstrucción de Ucrania, bajo el modelo del Plan Marshal que se aplicó en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, por cierto, con los recursos del gran agresor: la Alemania nazi. Este proyecto además forma parte de los trabajos para integrar a Ucrania a la eurozona.
El Banco Mundial calcula el costo de los daños en Ucrania en unos 345 mil millones de dólares. Al respecto Volodímir Zelenski ha mencionado que tienen un plan de recuperación rápida que costaría unos 17 mil millones de dólares, mismos que serían destinados a la reparación de hospitales, escuelas, el sistema de transporte, energía y otras infraestructuras básicas.
En este proyecto que está planteando la UE se tiene en mente la participación de organismos como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Programa de Desarrollo de la Naciones Unidas, etc.. La iniciativa está encabezada por Alemania, que llama a una activa participación de los socios más fuertes como Estados Unidos, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Australia y Francia.
Independientemente de la ayuda militar que se ha enviado a Ucrania, la UE está viendo cómo proporcionar unos 1,500 millones de euros mensuales para financiar las necesidades más apremiantes durante este conflicto.
Los recursos.
La reconstrucción de Ucrania podría correr a cargo de Rusia, que ha violado la soberanía de su vecino. El dinero podría obtenerse de los bienes rusos y de sus oligarcas que han sido congelados, según lo han sugerido diversos congresistas europeos, quienes han mencionado la idea de confiscar las reservas de Rusia que están congeladas; como ya antes se hizo con las reservas de Afganistán para financiar la ayuda humanitaria a ese país e indemnizar a las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Manhatan, el centro financiero de N.Y., dinero que ascendió a unos 3,500 millones de dólares. Las reservas rusas, incluyendo los bienes de los oligarcas rusos ascienden a unos 340 mil millones de dólares.
Y dados los últimos acontecimientos, la idea de confiscar los bienes rusos cada vez cobra más fuerza. Aunque también se han recibido donaciones de organizaciones de diversas latitudes; en abril se recabaron 9,100 millones de euros y en meses posteriores 6,000 millones; cifras que podrían parecer más que suficientes, no lo son, pues las necesidades ascienden a 5,000 millones de euros mensuales sólo de gasto corriente del Estado.
Pero el dinero que podría aportar Rusia no sólo provendría de las reservas congeladas, sino de los pagos por el petróleo y el gas, así como del comercio internacional ruso. Sólo por concepto de la venta de crudo a Europa, Rusia recibe alrededor de 1,000 millones de dólares diarios, por lo cual podrían plantearse cambios legislativos internacionales para gravar estos ingresos, a fin de pagar los gastos de la guerra que ellos provocaron; y para subsanar las afectaciones causadas por la ola de refugiados a los países limítrofes con Ucrania. Aunque Putin ya ha advertido que de no recibir los pagos por los energéticos, cortaría el suministro hacia Europa. En estos tiempos de frío invierno, una amenaza que podría parar en seco las intenciones europeas.
Dicha propuesta ha sido apoyada también por la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, quien ha dicho que es un enfoque que vale la pena analizar.
Los mecanismos legales.
De acuerdo a la legislación internacional, los activos confiscados se entregan regularmente a sus legítimos dueños, salvo en caso de riqueza inexplicable, como ya ha sido respecto al multimillonario Roman Abramovich, a quien le congelaron 7,000 millones de dólares sospechosos en la isla de Jersey, paraíso fiscal del Reino Unido.
Por lo que respecta al Banco Central de Rusia, la situación es muy diferente, ya que las naciones soberanas extranjeras cuentan con inmunidad a las demandas en Estados Unidos, que reconoce el principio del derecho Internacional que protege las acciones de los gobiernos ante los tribunales extranjeros. Pero esta inmunidad no aplica cuando los bienes han sido tomados en violación a la propia jurisprudencia internacional. En este sentido, por ejemplo, las leyes antiterroristas de los EEUU han servido para confiscar los fondos que se deben a Cuba por su activa participación en disturbios y también se ha tratado de impedir que este país obtenga ingresos de los cruceros, empresas o propiedades que una vez fueron propiedad privada antes de ser confiscados por la revolución cubana. En esta situación pueden encuadrarse países como Afganistán, Venezuela e Irán.
En lo que respecta a Rusia, los ataques que ha realizado contra Ucrania, sobre todo a zonas urbanas, contra población civil e instalaciones vitales, así como la tortura y asesinato de civiles y militares, incluyendo niños, mujeres y ancianos, son acciones que no sólo se contraponen al derecho internacional, sino que podrían configurarse delitos tales como terrorismo y crímenes contra lesa humanidad. No olvidemos que por este cargo ya hay una investigación en curso contra Rusia, en donde el principal implicado sería Vladimir Putin.
El gobierno ucraniano está trabajando con un equipo de abogados para impulsar medidas punitivas contra la economía rusa, no sólo por la invasión del 2022, sino por los territorios que ilegalmente se ha anexado, incluyendo Crimea, por la invasión rusa en el 2014.
La vía judicial sin embargo tiene pocas posibilidades, por lo que es más probable que se dé curso a una solución mediante la negociación, el ejercicio político y diplomático, pero sobre todo a través de la concertación internacional de una mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas, en donde la lógica más elemental podría ser la clave: el que pega paga.