HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
A Andrés Manuel López Obrador le debe quedar claro que los 30 millones de mexicanos que votaron por él el primero de julio pasado quieren un presidente no un perdonavidas. Desde hace varias décadas los mexicanos no hemos tenido un presidente que ejerza sus funciones plenamente como está estipulado en la Constitución General de la República. Sólo hemos tenido a administradores a los que a veces se les prendió el coco y pensaron qué con desatar una guerra contra el narcotráfico, estaban cumpliendo con la obligación para la que fueron electos.
López Obrador debe entender que sólo se otorga el perdón a quien lo pide, caso el de los mexicanos condenados a la pena de muerte en los Estados Unidos y otros. Aquí en México, ni Salinas, ni Zedillo, ni Fox, ni Calderón, tampoco Peña Nieto; quien va de salida le han pedido perdón por sus actos en contra del pueblo de México.
Cuando usted habla de una posible desestabilización sí lleva ante los tribunales a estas personas, lo único que está demostrando es que tampoco ejercerá el poder como se lo marca la ley suprema del país, como no lo hicieron sus antecesores, lo que hizo trizas con lo poco que nos quedaba en materia de estado de derecho.
Si usted persona a quienes se enriquecieron medrando con los recursos públicos, el anhelo de muchos mexicanos de vivir en un estado de derecho quedará frustrado y la impunidad seguirá reinando a lo largo y ancho del país. La impunidad, que no es otra cosa que la madre de la violencia.
Usted es un demócrata nos lo dice a diario y asegura que el pueblo es sabio, pues entonces no se pierda los sondeos que surgirán en los próximos días y, los que ya se realizaron, en los que más del 90 por ciento de nuestros compatriotas le pide que proceda en contra de quienes tanto daño le hicieron a México y si decide realizar una consulta sobre el tema, le aseguró que no se requerirá de ninguna simulación como sucedió con la que se hizo para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el pueblo sabio se volcará en las urnas en demanda de justicia, ¿no cree usted?.
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Como reportero viví momentos intensos, como los de la catedral de San Salvador aquel primero de marzo de 1980, pero como el que pasé ayer en New Jersey como simple homo consumen nunca la había vivido. Estaba pagando la compra de unos artículos en una tienda del Mall de Jersey Gardens cuando de repente se escucharon disparos de grueso calibre, justo a la entrada, la gente corría, arrastraba a sus niños, otros nos tirábamos al suelo y los más corrían hacia las bodegas. Fue una tarde de pesadilla que después el problema fue, como salir del lugar en medio de un gran congestionamiento, sin transporte y con el incesante ulular de las sirenas de las patrullas y las ambulancias que llegaron hasta el lugar. Bendito Dios…
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