CIUDAD DE MÉXICO, 19 de enero (AlmomentoMX).- Desde que Carlos Salinas asumió la Presidencia de la República en 1988, Quintana Roo ha sido utilizado por los cárteles del narcotráfico de Colombia y México como un trampolín para el cruce de droga proveniente de Suramérica, cuyo destino final es Estados Unidos. Tiempo después conoceríamos la historia del gobernador priísta Mario Villanueva Madrid, quien por presión del gobierno de Estados Unidos fue capturado, procesado en México y extraditado al vecino país acusado de cometer delitos graves, como lavado de dinero y vínculos con las mafias de la droga.
Desde entonces, Quintana Roo, es utilizado como centro de operaciones de bandas del crimen organizado, refugio de jefes del narcotráfico, paraíso fiscal para el blanqueo de capitales y sigue siendo la puerta de entrada para la droga que llega a territorio mexicano por aire, mar y tierra, ante la omisión y complicidad de todas las autoridades federales, estatales y municipales.
Desde las blancas playas de Cancún en el Caribe hasta los violentos pueblos de la frontera con Estados Unidos y los salones de belleza en los acomodados suburbios de la Ciudad de México, el dinero del narco se encuentra por todo el país.
Fue en el gobierno del ex gobernador Mario Villanueva Madrid cuando el tráfico de enervantes explotó en Quintana Roo, con Joaquín Hendricks Díaz las cifras siempre fueron ascendentes, con Félix González Canto el consumo interno de las drogas alcanzó su nivel más alto.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública Federal, en 15 años, los delitos del Fuero Federal, por narcotráfico, han mostrado en Quintana Roo un vaivén irregular que los ha situado por momentos en una posición que echa por tierra todo supuesto.
En 1997, Mario Villanueva Madrid, hoy en un penal Morelos, era el gobernador de Quintana Roo, y ese año se registraron 257 casos por delitos contra la salud.
Ese año la mayoría de esos delitos (202) fueron por posesión y sólo 6 por tráfico, mientras que apenas 3 fueron por comercio.
Para 1999, el último año de gobierno de Mario Villanueva, los delitos del narcotráfico tuvieron un crecimiento exponencial, tanto que se registró un total de 492 casos, casi el doble que dos años atrás.
No sólo creció el número total de delitos contra la salud ese año, sino que hubo un reacomodo en cuanto a la actividad vinculada a ese delito, pues mientras la posesión fue de 221 casos, casi igual que dos años atrás, el tráfico se elevó a 53 casos y el comercio a 17, unas ocho veces más promedio que en 1997, cuando inicia este récord estadístico.
Con Joaquín Hendricks Díaz en 2000, los casos totales regresaron más o menos a donde estaban al inicio de este ejercicio estadístico, pues ese año fueron registrados 294 casos, de los cuáles, sólo 14 fueron por tráfico y 25 por comercio.
Sin embargo, en los siguientes años del gobierno de Hendricks, los números de los delitos por narcotráfico siempre fueron ascendentes, tanto que al final de su mandato, en 2005, Quintana Roo registró 534 casos.
Aunque estos números perdieron toda proporción en los años siguientes, no sólo en el número total de casos, sino en un punto muy significativo: la posesión, lo cual supone el incremento del consumo de enervantes entre los quintanarroenses.
En 2006, con Félix González Canto al frente del gobierno de Quintana Roo, la entidad registró un total de 798 casos de delitos contra la salud, pero muchos de ellos, casi todos, fueron por posesión, es decir, 703 en total.
En ese momento la tendencia de los delitos del narcotráfico cambió definitivamente en Quintana Roo y el consumo interno superó a las modalidades de tráfico y comercio.
Al siguiente año, el 2007, Quintana Roo rebasó la barrera de los mil casos por delitos contra la salud, situándose en 1043, de los cuales, 992 fueron por posesión, mientras que en el apartado de tráfico se registraron 0 y sólo 41 por comercio.
Después de ese año, el de mayor incidencia en esta estadística, el número de casos de por delitos contra la salud fueron disminuyendo paulatinamente, hasta descender a un total de 603 en 2011, el último año de gobierno de Félix González Canto.
Ese año la posesión cerró en Quintana Roo en 430 casos, mientras el tráfico, en 2, y el comercio en 51 casos, respectivamente.
En el gobierno de Roberto Borge Angulo, se le vinculó con personajes del crimen organizado, así como a su antecesor Félix González Canto. Los dos tienen fuertes vínculos con Raúl Martins, el zar de la trata de blancas que apoyó la campaña de Roberto Borge y recibió los favores del ex gobernador Félix González Canto. Ambos estuvieron también vinculados con miembros del clan de Amado Carrillo Fuentes, el “Señor de los Cielos”.
En 2012, durante el primer año de gobierno de Roberto Borge Angulo, las cifras muestran otro descenso, fijando la estadística en 596 casos de delitos contra la salud.
De ellos, 324 son por posesión, mientras 7 por tráfico y 48 por comercio, lo cual supone un descenso generalizado en la actividad de los delitos federales contra la salud.
En septiembre de 2014, la periodista y escritora Lydia Cacho divulgó un informe de inteligencia militar que ponía al descubierto la verdad oculta en Quintana Roo, la entidad que mayores recursos aporta al PIB por sus paraísos turísticos: dos grandes grupos de los Zetas se disputan el control de Cancún y la Riviera Maya.
El informe revela a los líderes de plaza para el trasiego y venta de drogas, para la trata de personas y explotación sexual comercial, así como para la extorsión de empresas. “Claramente esto no avanzaría sin el aval del gobierno estatal”, aseveró Lydia Cacho en su columna “Sureste peligroso”.
El informe de inteligencia militar devela una disputa entre algunos miembros del cártel del Golfo (CdeG) y los Zetas, toda vez que los primeros controlan la mayor parte de Cancún y los segundos mantienen el control total de Playa del Carmen, Tulum y Majahual.
Cabe recordar que esta entidad fue gobernada por Mario Villanueva Madrid, “El Chueco”, detenido en 1999 acusado de narcotráfico y actualmente preso en un penal del estado de Morelos.
Sin duda, el tema del narcotráfico y la violencia no son los únicos que persisten en Quintana Roo, entidad que Roberto Borge se encargó de dividir aún más, tanto social como políticamente.
La marginación y la pobreza de la Zona Maya se han incrementado peligrosamente en los últimos años, lo que pone en riesgo a por lo menos 240 mil hombres, mujeres, niñas y niños de origen maya y que han sido empujados al aislamiento por discriminación, manipulación y presión política.
Y es que en la última década, y en el contexto del boom económico de Quintana Roo, la pobreza y explotación en casi 700 comunidades de la Zona Maya se agudizó. Para muestra un botón: en por lo menos 15 localidades mayas persiste la desnutrición severa y ninguno de sus habitantes se encuentra afiliado a un instituto de seguridad social, mientras que cerca de 60 poblaciones no tienen servicios de salud efectivos.
Y en el terreno político, Borge terminó su gobierno moviéndose en tierras movedizas. Al interior del tricolor se afirma que Borge acumula y acumula una mayor oposición contra el PRI y todo lo que éste partido representa a partir de cómo gobierna.
Aunque Quintana Roo es un estado muy joven, definitivamente tiene historia y la de corrupción engalana todas sus páginas. Lo anterior sin mencionar las frivolidades de Roberto Borge a lo largo de su administración.
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