Por Aurelio Contreras Moreno
Lejos de perseguir su objetivo de ser verdaderamente la “radio y televisión de los veracruzanos”, como expresa su eslogan, Radiotelevisión de Veracruz se ha convertido en un feudo particular de un aspirante a político cuya idea de dirigir un medio de comunicación público es a través del ejercicio del más grotesco terrorismo laboral.
Tomada desde el inicio del bienio yunista por un político panista, Raúl Martínez, -cuyo principal mérito para el cargo fue lanzar un pasquín con propaganda de su partido y del entonces candidato Miguel Ángel Yunes Linares-, Radiotelevisión de Veracruz vive una crisis interna y externa, ante los abusos laborales que constantemente se denuncian y la cada vez más baja calidad de los contenidos que transmite.
Tan sólo en este momento, más de 20 trabajadores han denunciado a la emisora –que es un organismo público descentralizado del Gobierno de Veracruz- luego de que Martínez ordenó, sin decir agua va, que se eliminaran prestaciones y se redujeran salarios, bajo el argumento de que se trataba de una “partida confidencial” que se le daba a uno de los dos sindicatos que ahí operan.
Además, desde su llegada, Raúl Martínez impuso medidas draconianas para hostigar al personal, como descuentos a quien permaneciera dentro de las instalaciones después de su hora establecida de salida. Esto incluía a los reporteros, sin importarle que las coberturas informativas se realizan en el momento que éstas suceden, sin ajustarse a horarios burocratizados.
Pero para la jefa del área de Recursos Humanos de RTV, María Elena Rodríguez, representaba una “incidencia” dejar las instalaciones pasada media hora después de la salida. La medida tuvo que ser revocada ante las protestas del área de información, que provocaron la intervención personal del propio Raúl Martínez para evitar un conflicto mayor.
El ambiente dentro de RTV se ha vuelto un infierno por las veleidades y paranoias de sus directivos, según acusan varios trabajadores, al afirmar que el hostigamiento laboral ha llegado al grado de colocar cámaras de vigilancia en la cafetería, para evitar que el personal pase allí “demasiado” tiempo. Acoso que se ha intensificado a últimas fechas con la aplicación, aseguran, de descuentos al salario a la mínima provocación y cambios injustificados de áreas de trabajo, con el objetivo de orillar a la renuncia de los empleados y así poder usar sus plazas para colocar en éstas a personal que nunca ha puesto un pie en la emisora, pero que es afín a los intereses políticos del director.
Mientras todo eso sucede, la producción propia de la televisora y la radiodifusora que integran RTV sufre una caída estrepitosa en su calidad, con programas que pretenden emular a las peores emisiones de los canales comerciales. A su vez, sus contenidos informativos se basan en el culto a la personalidad y los intereses del gobernador en turno y en el ataque a sus adversarios políticos, por órdenes directas de la dirección. No por nada, Raúl Martínez encabezó el coro que en 2017 “lanzó” la chusca “precandidatura” de Miguel Ángel Yunes Linares a la Presidencia de la República.
Dentro de poco menos de tres meses concluirá el bienio de Yunes Linares y con él se irá de RTV Raúl Martínez. No hay indicio de quien será la persona designada por la próxima administración estatal para sustituirlo. En campaña, el hoy gobernador electo Cuitláhuac García se comprometió a nombrar funcionarios que cubrieran el perfil que las diferentes áreas gubernamentales requiriesen.
Ojalá que no repita el esquema de colocar jilgueros en lugar de comunicadores en RTV. Pero con eso de que en Comunicación Social de Presidencia de la República se nombrará al director de otro pasquín difusor de propaganda política…
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