La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) recuerdan este 23 de diciembre a la escritora, editora e investigadora en humanidades, Raquel Huerta-Nava, quien a través de su trabajo y labor artística enriqueció la investigación y el quehacer literario del país.
Egresada de la Licenciatura en Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raquel Huerta-Nava (23 de diciembre, 2018) cursó el diplomado de Historia oral en el Instituto José María Luis Mora y el de Historia de México en la Academia Mexicana de la Historia.
Recibió el Premio Nacional Vidas para Leerlas 1997, otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (actual Secretaría de Cultura federal) para la creación de biografías, por El guerrero del alba. Biografía del caudillo de la independencia Vicente Guerrero, además fue becaria del Inbal en 1994 y del Fonca para revistas literarias 1995-1996 y 1996-1997 por El cocodrilo poeta. Desde 1998 editó y coordinó El Cocodrilo Poeta Virtual.
En una entrevista, Raquel Huerta-Nava comentó que la cultura del exilio español en México fue muy importante en su formación personal y profesional. “Formó parte de mi manera de ver el mundo. Me gusta mucho Eugenio Montejo, Raúl Zurita, los jóvenes poetas andaluces y chilenos despiertan mucho mi curiosidad en cuanto a la búsqueda de nuevas expresiones estilísticas”.
Publicó los libros de poesía La plata de la noche (1998) y Primera historia del viento (2005); fue autora de las biografías para jóvenes Nezahualcóyotl (2005); Gonzalo Guerrero (2005); Bernal Díaz del Castillo (2005); Alexander von Humboldt (2005) y Diego Rivera (2005).
Realizó y publicó las antologías Thelma Nava. El verano y las islas (1998); Efraín Huerta. Órdenes de amor (1998); Efraín Huerta: El alba en llamas (2002); y Jorge Cuesta: Una lucidez exasperada (2023). Publicó el libro de ensayo Por la manchega llanura. La influencia del Quijote en León Felipe (2007) y la novela histórica El guerrero del alba. Vida de Vicente Guerrero, 2007.
Reconoció una infancia feliz al crecer al lado de dos poetas, Efraín Huerta, poeta imprescindible de la literatura castellana, y Thelma Nava, poeta mexicana reverenciada en el extranjero. “Lo difícil era conectarse con la vida real, eso siempre fue muy difícil y en ese sentido mi familia fue muy disfuncional y poco efectiva”.
En 1999 fue subdirectora de Publicaciones y Documentación del Centro de Información y Promoción de la Literatura Joaquín Fernández de Lizardi (CNIPL) del Inbal, instancia que en el 2005 cambió su nombre a Coordinación Nacional de Literatura (CNL).
Dentro del Inbal participó también en el ciclo Guías literarias, donde compartió con el público a los autores y las obras que resultaron importantes en su formación como poeta y ensayista, así como en conferencias que analizaban la lógica de la construcción y reconstrucción de la memoria en los dominios de la ficción.
Raquel Huerta-Nava es reconocida y recordada por diversas figuras de la poesía y la literatura como una autora que contribuyó a abrir los caminos del arte creado por mujeres.
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