* El ex alcalde de Huejutla comienza a percibir un generalizado rechazo a su imagen política porque, ante todo, siempre ha puesto los negocios por delante de la gente; él mismo sigue en entredicho por presuntos malos manejos de dinero durante su gestión y ahora traslada todo su desprestigio a su propio hijo, a quién nadie voltea a ver como probable candidato en el 2024
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Para detectar el virus de la corrupción con que Raúl Badillo Ramírez fue inoculado a su paso por la política, no se necesita un sofisticado microscopio de laboratorio; sus enfermizos síntomas por seguir pegado a los presupuestos de los municipios de la Huasteca, son evidentes.
El problema, es que este virus progresivo lo lleva a terrenos de franco suicidio electoral al no querer entender que su tiempo político ya pasó y que en las nuevas condiciones y reacomodos de piezas en los diversos partidos, ya no tiene fichas para jugar.
Acostumbrado junto con sus hermanos, Emilio y Dario –ambos diputados por el PRI–, a poner y quitar alcaldes en Huejutla y haber sido él mismo edil del municipio huasteco más importante por el Partido Encuentro Social de Hidalgo (PESH), de donde salió con infinidad de acusaciones y señalamientos por malversación de fondos y obras inconclusas, la enfermedad de poder que aqueja a Raúl Badillo es tan delicada, que le impide ver que si no está en la cárcel es porque, el fiscal anticorrupción, Santiago Nieto, no ha visto ha detalle la abultada carpeta de irregularidades acumuladas durante su gestión.
Pero no debe confiarse porque las cuentas que tiene pendientes con la justicia, tarde que temprano las tendrá que pagar.
Badillo Ramírez ha demostrado ser además un político de cantina, bravucón y violento cuando no se le cumplen sus caprichos; de ahí su rompimiento y enfrentamiento con el actual alcalde de Huejutla, Daniel Andrade Zurutuza, quien terminó por mandarlo a pasear al no aguantarle sus desplantes. Y menos negociar sus chantajes y presuntas imposiciones.
De hecho, en la Huasteca y en la clase política del Estado, todos saben que a Badillo lo que lo mueve a la política es el sentido de los negocios. Trae tatuado el signo de pesos en la frente.
El edil Daniel Andrade adoptó, por ello, una ecuánime actitud cuando decidió cerrarle las puertas de las obras municipales a su voraz compañía denominada “Constructor Treci S.A de C.V.”, uno de sus tantos membretes de con los que se ha dedicado a succionar los presupuestos de diversas presidencias municipales.
Patético ver algunos espacios que ha pagado en las redes para pregonar el supuesto apoyo que otorgó a la hoy Coordinadora de los Comités de Defensa de la 4T, Claudia Sheibaum, en la zona de la Huasteca; también no han sido pocas las veces en que ha salido a presumir apoyos a los eventos del presidente AMLO, en el Zócalo Capitalino. Las más de las veces ha sido la mosca en el arado que se ha colgado de organizaciones realmente importantes en su región como el SNTE.
Sus propios compañeros de los partidos por los que ha pasado, lo tienen en un muy mal concepto. El último de sus dislates políticos lo tuvo cuando decidió meterle lana al Partido Verde con la peregrina idea de que este membrete que se vende, cual aventurera, al mejor postor, se iba a sumar a la coalición que apoyo a Morena en la candidatura del hoy gobernador, Julio Menchaca. El tiro le salió por la culata porque el Verde quedó al margen y ni tardó ni perezoso, Raúl Badillo buscó deslindarse.
El virus que le aqueja ya lo ha llevado a situaciones extremas como provocar enfrentamientos en las alcaldías huastecas, cerrar caminos, entre otras faramallas, para llamar la atención. Y lo ha conseguido, pero para mal, porque en el gobierno del Estado tienen bien identificados sus chantajes y nada más ya no le cuajan, en eso de negociar contratos. Los alcaldes que se han enfrentado con el disparatado Badillo, tienen todo el apoyo del Cuarto Piso para mandarlo a volar.
Ahora comienza a percibir el sabor de la derrota porque su hijo Emilio Badillo Redondo, presidente del membrete de quinta que lleva por nombre Encuentro para el Desarrollo, sencillamente no cuaja para una eventual candidatura al 2024, pues el solo apellido que lo encabeza, lo vuelve repelente a cualquier adhesión social seria.
Ni quien se digne echarle un lazo a su vástago, pese a la cartera forrada de billetes de Raúl Badillo, a quien el virus de la corrupción ha causado verdaderos estragos a su inevitable desprestigio político y moral en la Huasteca hidalguense.