La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El enfermo asintomático se convierte en el lobo del hombre…el doctor Hobbes dixit
El distanciamiento social, como el más eficaz remedio para disminuir los contagios de COVID19, es un atentado contra la conducta gregaria, misma que nos hizo conformarnos como sociedad.
Así pues, sustituir una cápsula, un jarabe o una inyección con una cuarentena, es la medicina más amarga que nos pudieron recetar, se trata, nada menos, de evitar ser.
En términos concretos, esto significa una derrota sanitaria, en virtud de que nos endilgan una suerte de condón-camisa de fuerza que implica negar el origen, pues al venir de un ayuntamiento, el presunto remedio es la pulverización social.
En este contexto, ante fenómenos como el coronavirus, ciertas condiciones de vida son terreno fértil para la propagación del mal. Por ejemplo, la promiscuidad derivada de la pobreza estructural, imposibilita las medidas de higiene sugeridas, es orar en el desierto.
Derivado de lo anterior, recuperar la esencia del Ser Humano, requiere replantear a fondo todo el modelo civilizatorio, sobre todo, la parte que corresponde al Modo de Producción Capitalista. Cuando esta crisis concluya, no se trata de regresar a la ‘normalidad’ previa, sino, de hacer gala de nuestro pretendido raciocinio.