VOCES DEL DIRECTOR
Desde Filomeno Mata 8
Llegará la hora en que, al sedimentarse las verdaderas causas y las consecuencias de la actual crisis financiera mundial, los agentes económicos, tanto privados como públicos, tengan que hacer un profesional y juicioso análisis para determinar la reconstrucción o sustitución del actual modelo global. No hacerlo, es incurrir en más de lo mismo y a seguirle dando vueltas a la misma noria.
Las preguntas a saber, son: 1) Una pandemia como la del coronavirus, ¿ha alcanzado potencia bastante para colapsar en unas cuantas semanas el modelo económico globalizado?, y 2) Este modelo, que desde los primeros años de vigencia fue revisado en las potencias en que se instituyó para readaptarlo, ¿conserva sus expectativas a salvo ante un eventual reciclaje de la crisis de salud?
Las respuestas derivadas a esas dos cuestiones deben resultar de tal manera convincentes, que acrediten que la manipulación del mercado petrolero mundial es un fenómeno tangencial que en nada incidió en la naturaleza de la catástrofe económica.
La autocrítica es la crítica de sí mismos; no de los demás
Suponemos que las consideraciones anteriores han sido tomadas en cuenta por los del poder económico que se están atrincherando en las redes sociales para darle forma y sentido a una Conferencia Nacional para la Recuperación Económica. De ser así, el punto de partida debe ser la autocrítica, que es la crítica de sí mismo, no la crítica de los demás.
Lo que parece evidente, es que los convocantes a dicha conferencia, hasta donde vamos, están dialogando en circuito cerrado entre ellos mismos, que representan a los intereses creados, que son los de los asociados en la cúpula de cúpulas, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Lo ponemos de este tamaño: Si bien un buen racimo de esos cúpulos medran en la economía especulativa, los hay que, en el sector industrial y la actividad agropecuaria, son empleadores que dependen de la mano de obra y productores que dependen de los consumidores. No vemos en la convocatoria la inclusión de los sindicatos obreros ni de las asociaciones de consumidores.
Se nos antoja que la recuperación económica, si no se descarga exclusivamente en actos administrativos de autoridad, tendrá que pasar en algunas de sus iniciativas por el proceso legislativo. Las representaciones en el Congreso de la Unión, lo son de los partidos políticos. Tampoco vemos que las dirigencias de las formaciones partidarias sean sujetos de interés del empresariado convocante a la conferencia de marras.
Vemos pues, en el lance comentado, una visión sectaria, facciosa, que pone como objeto central al Estado, dejando fuera, sin embargo, a sus componentes civiles, como si éstos no fueran sujetos de interés jurídico o social.
Convocantes, ¿sólo el interés económico o el político-electoral?
Lo que no puede dejarse fuera de análisis, es que entre los entes convocantes o convocados, aparecen aquellos que, ahora mismo, están inmersos en una agenda político-electoral con miras a los procesos comiciales de 2021 y, a mediano plazo, de 2024, de sucesión presidencial.
En nuestro actual modelo de relaciones de producción, los platos rotos por la crisis económica recurrente han sido pagados invariablemente por la clase trabajadora, organizada o sin representación orgánica. Lo dicen en el llano, las pulgas se ceban en el perro más flaco. Todo indica que por ese trillado surco transita la Conferencia Nacional para la Recuperación Económica. ¡Ya basta!
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.