Cuando se es pequeño, uno piensa que es natural obtener justicia y reparación de daño cuando se es víctima de un crimen, pero cuando se crece, cae uno en cuenta que eso es casi un asunto de suerte o de cañonazos de poder y dinero.
El día martes de esta semana, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró en el marco de la promulgación del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales, que los mexicanos habremos de recuperar la confianza en la justicia ya que este código tiene como elementos centrales la protección de la víctima, el respeto a sus derechos , la presunción de inocencia, la reparación del daño y el respeto al debido proceso.
Uno pensaría que estas acciones no deberían ser novedosas, sino prácticas comunes y lógicas; pero todo indica que se reconoce –al menos–, que esto debe zanjarse y empezar a hacer bien la tarea.
¿Qué nos queda a todos aquellos que hemos pasado por procesos penales y hemos sido re victimizados, primero por el criminal y luego por los impartidores de justicia?
La verdad, es que en México hasta ahora la justicia no es ni pronta, ni expedita y pocas, muy pocas veces dicta el resarcimiento del daño.
Ahí está ahora el caso de la empresa Oceanografía, que casi nueve años después de que se puso en tela de juicio su tarea de empresa legítima, es que las autoridades de gobierno y de justicia, asumen su labor investigadora con posibilidad de sanciones penales y económicas. El tema en efecto no es nuevo, pues llegó incluso en el 2005 a la Cámara de Diputados en donde incluso se creó una comisión investigadora, que en el 2007 dio carpetazo tal vez por instrucciones del ex presidente Felipe Calderón, pues empezó a relucir en ese asunto el nombre de Juan Camilo Mourillo y de sus familiares. Mourillo quien cuando falleció en lo que se afirma fue un accidente aéreo, fue despedido por Calderón como todo un estadista en el mismísimo Campo Marte con unas lágrimas muy sentidas por el propio ex presidente.
Tampoco la justicia ha llegado en el caso de los pequeños que perecieron en la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora; en dónde parece que no hay responsable alguno, ni siquiera por negligencia.
Así podríamos citar decenas de casos del orden del conocimiento nacional, pero también millones de casos en dónde los impartidores de justicia olvidan que trastocan la vida de muchos, muchos mexicanos que de repente ven violentada su existencia por un criminal, y aquí no pasa nada.
Acta Divina…El presidente Enrique Peña Nieto advirtió que el nuevo Código Procesal Penal: “…permitirá en los hechos, que más mexicanos gocen del derecho constitucional a una justicia pronta y expedita”.
Para advertir… Ya veremos.
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