Norberto Maldonado
En México, la corrupción ha ensombrecido nuestro camino hacia una sociedad más transparente y justa a lo largo de los tiempos. Es un mal que nos preocupa a todos, pero que hoy en día, gracias a la tecnología, tenemos opciones que podemos implementar para reducir de manera importante esta práctica.
Se trata del Blockchain, o cadena de bloques, una que, como se comentó la semana pasada en este mismo espacio, funciona a través de una red descentralizada e inmutable capaz de registrar transacciones de manera clara y segura. Se trata, por lo tanto, de una tecnología que nos puede ayudar a que los procesos sean más leales, pues su capacidad para almacenar información sin posibilidad de cambio alteración, la convierte en un aliado crucial para registrar y auditar los procesos administrativos en el sector público y privado.
En el contexto de la administración pública, el uso de blockchain podría transformar la gestión de recursos y servicios en donde cada transacción, contrato o trámite se registraría de manera pública. Esto permitiría que todo ciudadano pueda verificar su autenticidad y darle seguimiento en tiempo real, pues cada movimiento quedaría registrado en bloques de información inalterables. A su vez, esto permitiría que los órganos de control fiscalicen los procesos administrativos sin interferencias y, por lo tanto, de manera más efectiva. Con la puesta en práctica de esta tecnología, la rendición de cuentas sería más tangible y disminuiría la probabilidad de actos de corrupción, lo cual ayudaría a poner fin a la opacidad y abriría la puerta a una nueva era de transparencia gubernamental.
La iniciativa privada claro que también se beneficia o tiene la capacidad de aprovechar esta tecnología de manera interna. Su implementación puede jugar un papel clave dentro de las organizaciones, pues el registro de operaciones y contratos en blockchain, genera una trazabilidad impecable capaz de aumentar la confianza entre clientes y proveedores. Cabe decir que la reducción de prácticas corruptas no solo mejora la reputación empresarial, sino que también impulsa la competitividad en el mercado.
Sin embargo, el potencial de blockchain solo se materializará si hay voluntad política y empresarial para adoptar esta tecnología. Es esencial que las instituciones gubernamentales y privadas estén dispuestas a invertir en la infraestructura necesaria y a capacitar al personal para aprovechar plenamente los beneficios de la cadena de bloques.
Asimismo, hay que tomar en cuenta lo imprescindible de garantizar la privacidad y protección de los datos. Si bien blockchain es una tecnología segura, es crucial aplicar protocolos de seguridad adicionales para evitar cualquier riesgo de violación de información sensible.
Así pues, la reducción de la corrupción es una tarea que nos concierne a todos. La tecnología blockchain ofrece una oportunidad sin precedentes para transformar la manera en que registramos y auditamos los procesos administrativos tanto en la iniciativa privada como en la pública. Si se utiliza de forma responsable y estratégica, esta tecnología puede convertirse en una aliada poderosa para construir una sociedad más transparente, justa y confiable para todos los mexicanos. Es hora de mirar hacia el futuro y aprovechar el potencial de blockchain, una que de luz a un México más próspero y libre de corrupción.