CIUDAD DE MÉXICO.- El sobrepeso y la obesidad son padecimientos multifactoriales que afectan en México a 1 de cada 20 menores de 5 años y a 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años.
Por ello, en medio del llamado a regresar a clases a más de 25 millones de escolares, resulta fundamental incentivar la actividad física; mejorar la educación alimentaria (para tomar mejores decisiones, consumir porciones adecuadas y sin excesos); prestar atención a la salud mental de las y los menores, que por meses han estado confinados a causa de la pandemia, así como vigilar que la prohibición de venta de comida chatarra, tanto al interior como al exterior de los planteles, se cumpla.
De los 38 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), son las niñas y niños mexicanos los más propensos a sufrir sobrepeso y obesidad, con una tasa de 37.7% y 31.4%, respectivamente, circunstancia que los hace mayormente vulnerables a diversas afecciones crónicas, incluida la diabetes tipo 2.
Información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), advierte que uno de los varios factores que provoca el desarrollo del sobrepeso y obesidad en este grupo poblacional es el desbalance que deriva de un consumo excesivo de calorías a partir de productos ultraprocesados con azúcares, sodio y grasas añadidos.
Un estudio dirigido por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en la revista científica The Lancet, sostiene que el número de niños y adolescentes obesos (de 5 a 19 años) en todo el mundo se ha multiplicado por 10 en las últimas cuatro décadas y que, de continuar la tendencia, para 2022 habrá más niños y adolescentes obesos que con un peso moderado o gravemente inferior al normal.
Ante este panorama, es primordial mejorar la educación alimentaria entre los escolares y sus padres con la finalidad de crear conciencia respecto a cómo mantener una dieta equilibrada que, a consideración de la OMS, debe contemplar -de ser posible todos los días- frutas y verduras, así como alimentos frescos y naturales variados como trigo, maíz o arroz, lentejas o frijoles y algún alimento de origen animal, por ejemplo carne, pescado, huevos o leche.
Respecto a la actividad física, el organismo internacional recomienda incentivarla toda vez que contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad, mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio, al tiempo que también asegura el crecimiento y el desarrollo saludable de niñas, niños y jóvenes.
Cabe señalar que estas medidas son parte de las acciones que las autoridades, iniciativa privada y ciudadanía deben impulsar para atajar el problema del sobrepeso y la obesidad, que deteriora la salud y es, en muchos casos, la antesala de otros padecimientos como enfermedad isquémica del corazón, hipertensión, dislipidemias, daños cerebrovasculares y cáncer. AM.MX/fm
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