En el marco de la 44 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería se llevó a cabo la presentación del libro Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena. Medio siglo de historia, con fotografías de Lourdes Grobet y textos de Luz Emilia Aguilar Zinser, editado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
El coordinador nacional de Teatro del Inbal, Daniel Miranda Cano; la actriz Angélica Aragón y investigadora de teatro Luz Emilia Aguilar Zínser, estuvieron a cargo de esta presentación, en una mesa moderada por Cristina Faesler.
En su intervención, Daniel Miranda compartió cómo María Alicia Martínez Medrano, dramaturga y directora, creadora del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (LTCI), en Oxolotán, Tabasco, “planteó una práctica teatral, permeada profundamente por la ética y el respeto por la diversidad”.
Mencionó cómo el arte teatral ha sobrevivido a una situación tan difícil como la pandemia y cómo las artes son fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad en un proceso íntimo.
Por eso -dijo el funcionario-, “nacer en los límites sociales no debe condenarnos a una lucha permanente por el libre acceso a la cultura. Muchos mexicanos han vivido del indio muerto, mientras las clases medias insisten en que el indio vivo desaparezca”.
Por su parte, la actriz Angélica Aragón manifestó su satisfacción porque a través de esta publicación el Inbal “reconoce y hace un esfuerzo por mantener viva la imagen y el trabajo de María Alicia Martínez Medrano”.
Como parte de una serie de anécdotas, la actriz recordó cómo conoció a la maestra Martínez Medrano, cuando Alfonso Arau preparaba su película dedicada a Zapata y quería contratar para el papel principal al actor español Antonio Banderas.
Angélica Aragón se opuso rotundamente a esa idea y propuso que fuera un actor mexicano. Fue entonces que se reunieron con el entonces senador Audárico Hernández y ahí conoció a María Alicia Martínez, “mujer de carácter férreo, formadora de jóvenes”.
A partir de entonces establecieron una estrecha relación de amistad y de trabajo que Angélica Aragón ha hecho extensiva a las herederas del legado de la maestra Martínez Medrano, como es el caso de su relación actual con Delia Rendón, quien mantiene vivo ese legado en el estado de Yucatán.
Posteriormente, Luz Emilia Aguilar Zinzer habló del trabajo de la fundadora del LTCI, “utilizando el teatro como un vehículo para mejorar la calidad de vida humana. Como ella decía, la mayor pobreza es no poder reflejar tu propio mundo, el teatro maravilloso se da cuando tu voz y tu cuerpo tienen presencia en el escenario, y eso es lo que buscaba que hicieran los integrantes del LTCI.
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