Colaboración Exclusiva
Por Mouris Salloum George
La reciente entrega del Premio Nacional e Internacional de Periodistas -otorgado cada año por el Club de Periodistas de México, A.C.-, en su edición 2022, de nuevo fue la ocasión para recordarle a la sociedad que el noble e indispensable trabajo de este gremio sigue bajo amenazas latentes.
“El periodismo en el mundo atraviesa por un momento de crisis, de supervivencia ética y económica, pero sobre todo de credibilidad, y por ende, de un real servicio social”, expresó Celeste Sáenz de Miera, Secretaria General del Club, en su discurso de bienvenida a los asistentes al evento de premiación.
De acuerdo con su planteamiento, “estamos ante escenarios inéditos donde las nuevas tecnologías al abrir la comunicación masiva y libre ofrecieron un pasaporte a nuevos monopolios de poder que intentan controlar las mentes y la vida misma de los ciudadanos”.
Por si fuera poco –resaltó- estamos ante una guerra verdadera, por la disputa del mundo, la cual está dejando miles de inocentes víctimas civiles y de periodistas corresponsales.
En México, por motivos de sobra conocidos, quienes ejercemos el quehacer profesional de la denuncia periodística, no la estamos pasando bien. En los últimos 20 años suman ya decenas de periodistas asesinados, y nuestro país se convirtió en el segundo o primero con más ataques y asesinatos de comunicadores.
Cabe mencionar que el número total de denuncias por delitos contra la libertad de expresión suman 1,528 -entre 2010 y el primer semestre de 2022-, de acuerdo con datos de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE).
Por tales motivos, es preocupante que por parte de las iniciativas oficiales para proteger a las y los periodistas, existan hacia su interior todavía intereses ligados al pasado –puntualizó Sáenz de Miera-: “Tal es el caso de la FEADLE, que inexplicablemente cuenta con un fiscal transexenal, y quien a pesar de su muy poca eficiencia, permanece en el cargo”.
Como dato para un balance de su trabajo, la FEADLE reporta que, desde su creación en 2010 hasta junio de 2022, “se ejerció acción penal en 308 ocasiones por delitos cometidos en contra de la libertad de expresión”.
Son válidos los esfuerzos oficiales, pero tienen que trascender las buenas intenciones. Sin recursos suficientes las instancias no pueden dar mejores resultados.
Habrá menos noticias tristes y fúnebres si desde los espacios de poder se cambia el discurso negativo contra la prensa y en su lugar se facilita y resalta el trabajo periodístico.
Una sociedad en silencio, con miedo y sin buena prensa, siempre será un campo fértil para todos los abusos.