Yo Campesino / ¡Sálvese quien pueda!
• Reventó la ira del ganso, está incontenible y salpica pus contra todos
*Miguel A. Rocha Valencia*
Incontrolable, sin medida, el rencor del profeta cuatrotero es tan evidente que sus cercanos se “agachan”, no quieren que los vea y si es posible, se invisibilizan como ocurre con los coordinadores legislativos de Morena y rémoras quienes se suben al camión de las venganzas contra quien se atreve a contradecir al amo.
Esta vez el blanco será la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la que como no logró someter intentará ahogarla presupuestalmente y si eso no funciona, hará todo lo posible por destruirla.
Si eso tampoco funciona aplicará el “plan D” el cual consiste en colocarse, como ya lo hace, por encima de la ley, desconocer la norma por ser según él “contraria a los intereses del pueblo” personificado por el ganso y llegado el momento, ungirse como juez supremo en todas las materias incluyendo la electoral.
Es decir, como legalmente no puede someter a los organismos y estructuras comiciales ni al poder Judicial o en última instancia destruirlos, él se asumirá como el “gran elector” y decidirá si los procesos son fraude o legales como una forma de sostenerse en el poder o imponer a alguna de sus corcholatas.
Mientras tanto, desde Palacio Nacional el caudillo arenga a sus huestes para no dejar piedra sobre piedra en el andamiaje y estructuras democráticas; acusa de facciosos a los ministros y él mismo se asume como líder de la nueva mafia en el poder.
Grita autoritarios a los ministros que no se doblaron ante amenazas y chantajes y se muestra como un dictadorzuelo, retrógrada y anhelante de los gorilatos latinoamericanos de otros tiempos o los totalitarismos que destruyen la democracia y se asumen dueños de la voluntad popular para someter a las sociedades, mediatizarlas, empobrecerlas, esclavizarlas.
Claro que está enojado lo exhiben en toda su pudrición que mezcla corrupción con impunidad donde se involucra a hijos, primos, hermanos, cuñadas y nuera que nadan en millones de pesos y una bonanza producto del poder que en forma vertical les otorga el remedo de prócer.
Y monta en ira cuando en una acción republicana de separación de poderes, el INE no se somete, asume sus responsabilidades constitucionales, aunque parezca que la actual consejera presidenta Guadalupe Taddei Zavala tiene inclinaciones de lacaya presidencial. Las decisiones no son sólo de ella y las reformas al Instituto tampoco son de su competencia.
Peor se pone al recibir la decisión de nueve ministros de la Suprema Corte en sentido negativo a la primera parte de su plan B contra la democracia electoral y presumir que “su ateza serenísima”, como llama a Alberto Pérez Dayán, quien apoyó al caudillo en los momentos más difíciles, construye un proyecto para desestimar la segunda parte, la financiera y estructural su iniciativa contra el INE.
Odio y venganza transpira el mesías tropical quien lejos de asumirse como presidente de la República, se alza como lo que es, un barbaján, ignorante y soberbio que escupe epítetos, ofensas, calumnias, amenazas y jefe del cártel en el poder para quien no hay más ley que su palabra en un reflejo fiel de su vocación autoritaria.
Envidioso no soporta que a mexicanos les otorguen reconocimientos en el extranjero como a la ministra presidenta de la SCJN o al rector de la UNAM o un escritor. Odia tanto eso que se atreve a decir que son falsos como la tesis de Yasmín Esquivel. Quisiera que se fueran del país para que no lo ofendieran con su brillantez.
Pero además mentiroso, contrario a toda su oferta propicia la violación a la ley, corrupción, impunidad cínica, el crimen que ya cobra más de 153 mil 600 asesinatos, la protección a delincuentes internacionales por lo que se ofrecen hasta 10 millones de dólares cada uno, un sistema de salud tan fallido y putrefacto que apesta y desde luego una economía que sólo por la inercia interna, la fuga de mexicanos al exterior y la vecindad de Estados Unidos no se hunde para colocarnos en la más espantosas de las miserias, pero que Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Ese es el ganso, la 4T en todo su esplendor o como diría López Dóriga: “sus momentos estelares” donde si no lo roba el peje o su gente, es corrupción.
Pobre tlatoani, personas que como él tienen tanto su rencor, envidia, ignorancia y pequeñez, sufren mucho y su escape es causar todo el daño posible a quienes según su visión son culpables de que “no le salga nada bien”, o sea culpables de su estulticia. Ni modo a aguantar vara porque esto se va a poner peor incluso para él.
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