La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Si escucharan al Flaco de Oro, sabrían que, en tales casos, el amor se vende caro
El presidente López Obrador, siempre dejó claro que su candidata al gobierno de Veracruz, es la zacatecana Rocío Nahle, por ello, el proceso interno en el que se inscribieron ‘las corcholatas’ locales, fue una simulación.
No obstante, algunos de ellos, pensaron que el servir de comparsas, tendría su recompensa, pero no, al paso de las semanas se confirmó que la señora Nahle no es fácil de conmover y dejó a más de uno con un palmo de narices. Hay varios casos simbólicos, veamos.
En principio, Eric Cisneros, quién por casi cinco años ejerció el control político en la entidad, era un secreto a voces que las decisiones trascendentales la tomaba él, por encima del Cui, sin embargo, su osadía de competir, le valió el destierro y puede que algo más.
Zenyazen Escobar, poderoso secretario de Educación sin mayor mérito (se tituló ‘al vapor’ en una universidad ‘patito’), pensó que sería el más popular y por tal motivo, entraría en la primera fórmula para el Senado, no fue así, ahora, anda apurado buscando una diputación.
Mónica Robles, supuso que la cercanía de sus padres con AMLO (además de presumir que ellos presentaron a Nahle con el tabasqueño), le sería suficiente para la senaduría, a pesar de su pasado priista y ‘verde’, empero, se quedó fuera de la segunda fórmula.
Por último, tenemos al ‘chapulín’ Sergio Gutiérrez Luna, quién impulsado por Adán Augusto López, dilapidó harto dinero promoviéndose, lo que le sirvió de nada y, de plano, retornó a la CDMX a buscar refugio con Mario Delgado.
Sirva el recuento, para que las Anilú, los Renato y los Carvallo, no generen expectativas.