La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hay suspirantes que más que una candidatura, necesitan resucitación cardiopulmonar
Fue notorio que, el presidente López Obrador, impulsó con todo al subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, para que fuera el abanderado de MORENA a la gubernatura de Coahuila.
Aunque oriundo de la norteña entidad, Mejía tenía más de dos décadas de haber salido para radicarse en Acapulco, lugar en el que hizo carrera política, incluso, en su tierra, lo conocen con el mote del ‘acapulqueño’.
A la salida de Alfonzo Durazo, Mejía fue protegido por el patrón, para que Rosa Icela Rodríguez no lo moviera, contrario a lo que han hecho otros flamantes secretarios, como Raquel Buenrostro, que corrió a todo el equipo de la tía Tatis.
No obstante, la defensa presidencial, el ‘costeño’ (da igual el alias), jamás levantó en las encuestas, con todo y que se la pasaba recorriendo el estado con el uso de recursos públicos. Al final del día, Armando Guadiana, se impuso en las tres mediciones y, en consecuencia, la 4T optó por el camino seguro.
Viene a cuento el asunto, porque Rocío Nahle ha estado en circunstancia similar, durante todo el sexenio (al parecer ya no), ha sido aupada por su jefe y el replicante Cuitláhuac García, con el afán de postularse en el 2024, para la gubernatura de Veracruz.
Pero aquí, es donde aparece el problema, la zacatecana es tan popular en jarocha tierras, como un árbitro de futbol en el Estadio Azteca, por lo tanto, su hipotética postulación pondría en riesgo la plaza para el obradorismo, a esto, se suma la pésima imagen del Cui.
Doña Rocío, sino la conoce, dígale a alguno de sus compadres, que le cuente la fábula de ‘La Lechera’, para ahorrarles trabajo, les damos una pista: es de Félix María Samaniego.