Anahí García Jáquez
Verrieres, Francia. 1830. Julien Sorel vive en un pequeño pueblo con su familia. Hijo de un carpintero, Julien no se ve a sí mismo desempeñando el mismo trabajo de su padre, pues sus aspiraciones son muy grandes y lo llevarán tan lejos como su destino lo permita.
Rojo y negro es un trabajo del escritor francés Stendhal y es considerada innovadora, puesto que es la primera novela llamada “psicológica” debido a las detalladas descripciones del carácter así como la forma de pensar y de sentir de los personajes. Un narrador omnisciente nos cuenta la historia dividida en dos partes de Julien, a quien el pueblo donde nació y creció le queda chico y, por lo tanto, las ganas de salir de ahí son muchas, pero para ello se convierte en el protegido del cura del pueblo, quien le consigue un empleo como maestro de los hijos del alcalde del pueblo. Es así como, de poco en poco, Julien se va abriendo paso en el mundo de los poderosos e influyentes.
A través de la anécdota del andar de este joven pueblerino, el autor nos hace una radiografía muy completa de un trepador con todas sus letras que, además de ser muy listo y aprender rápido, utiliza sus encantos pero no con cualquiera, pues decide embarcarse en aventuras con damas de la aristocracia con el fin de ir escalando posiciones sociales pero evitando lo más que pueda involucrarse emocionalmente, pues ello podría perjudicar sus planes llevándolo a tener dilemas de carácter moral.
Y es así como Stendhal plasma los dos mundos en los que se moverá Julien a lo largo del texto: la provincia donde nació y que no le ofrece nada comparada con la Ciudad Luz que es la cuna del conocimiento de vanguardia, su trabajo con el clero y posteriormente en la política, el mundo a veces rancio de la aristocracia que intenta defenderse de las ideologías liberales, el conocimiento espiritual adquirido en el seminario que se queda atrás una vez que Julien experimenta la pasión, la honestidad que queda sepultada cuando la hipocresía se impone, y la eterna batalla entre la ambición desmedida y el amor verdadero, los cuales no pueden coexistir ya que de manera irremediable, uno acaba con el otro.
El protagonista es un personaje muy bien delineado, cargado de contradicciones y con muchos matices, pues aunque el lector llegue a comprender sus motivaciones y sus sueños, también se encontrará con un ser que no descansará hasta cumplir con sus metas, le cueste lo que le cueste y pase por quien tenga que pasar, aunque nunca falte quien le recuerde quién es y de dónde vino, por más que intente subir y dejar atrás su pasado.
Rojo y negro es también un retrato, y a la vez una crítica, de la sociedad francesa una vez que ha caído Napoleón Bonaparte (ídolo y modelo a seguir de Julien) y se instaura una monarquía constitucional, por lo que la aristocracia es ahora la que está en el poder y, por ende, es el pequeño universo en el que Julien desea desenvolverse y que a la vez desprecia.
Los monólogos internos de nuestro protagonista nos darán una idea más clara de su evolución. El lector podrá sentir que por momentos la lectura es pesada, puesto que la narración peca de exceso de detalles, además de ahondar demasiado cada que hay que dar el contexto histórico, pero una vez que el lector se deja llevar por el texto, se dará cuenta de la atemporalidad del mismo, pues hombres como Julien sobreabundan en estos tiempos, con la mínima diferencia de que ahora son muy fáciles de hacerse notar.
Rojo y negro. Stendhal. 1830. Editorial Penguin Clásicos.