MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
A la familia política nayarita le hace falta una limpia con gallina negra. Le platico una historia de apetitos de poder y lecciones de un aprendiz de brujo al frente del Corporativo Morena.
Hace unos días, Nayar Mayorquín Carrillo, joven fundador de Morena en Nayarit, decidió irse del partido.
“No rompo con el presidente López Obrador”, dijo Nayar a amigos y colaboradores de su círculo cercano; esta semana rendirá protesta como candidato del Partido Redes Sociales Progresistas al gobierno de esta entidad.
Y Nayar tiene suficiente estructura política para desbarrancar a Morena y al doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, senador con licencia que logró su propósito de ser candidato de Regeneración Nacional y cumplir su sueño –la tercera es la vencida—de gobernar a Nayarit, objetivo que no logró como priista ni perredista.
Pero bueno…
Héroe del fundamentalismo legislativo que heredó a Ignacio Mier Velazco como coordinador de la diputación federal de Morena, Mario Delgado Carrillo es ejemplo de disciplina: no se sale del libreto dictado desde Palacio Nacional.
Si la orden es no cambiar una coma, defiende el despropósito aun a riesgo del honor personal. ¿Habrá en el ITAM una materia que instruya cómo perder la vergüenza por motivos políticos?
Bueno, bueno, seguramente usted sabe que Delgado Carrillo es uno de esos machuchones egresados del ITAM que tanto desprecia el señor presidente, indudablemente consecuencia del rencor social. En serio.
Evidente. Mario es fiel escudero y heraldo del licenciado López Obrador, pero ha confundido a la lealtad con la carencia de ideas e iniciativa propia, sentido común y algo que se llama rubor, condimentos necesarios para dirigir a un instituto político, aunque la materia igual incluye lecciones de cómo aprender a comer sapos sin vomitar.
Pero algo ha fallado y el Corporativo Morena tiene más parecido con el PRI de los tiempos idos, esos que hoy Alito y la licenciada Viggiano pretenden esconder bajo la alfombra, incluso con las prácticas que llevaron a Vicente Fox y al abogado Felipe Calderón a la Presidencia.
Es público el enojo y algo más entre los que se consideran morenistas puros, aunque ésta sea una falacia porque todos, todos los integrantes de las ligas mayores del morenismo llevan en su corazón al pequeño priista, el ADN tricolor que recordó en su momento, entre broma y veras, el licenciado Calderón Hinojosa en esos días de vino y rosas.
Y ese enojo, encabronamiento, sin eufemismos, que tiene de mal humor al inquilino de Palacio, aunque a un sector de mis críticos revuelva el hígado tener que consultar el tumbaburros para leer (no ler) mis artículos. Y disculpe usted el desplante de vanidad y el comercial.
Pero, vaya, vale preguntar si el licenciado Andrés Manuel quiere que su Corporativo Morena conserve la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados y de pasadita se haga de varias de las 15 gubernaturas que estarán en juego en la elección intermedia que se dirimirá en las urnas el primero domingo de junio próximo, es momento de un ajuste profundo en el mando del yate que cada día semeja más una lancha surta en el laguito de San Juan de Aragón.
Ocurre que, preguntar en qué parte del país tiene problemas Morena, entraña cambiar la interrogante por ¿dónde no tiene problemas Morena?
Renuncias, desbandada de militantes, plantones de protesta por las decisiones que ha impuesto Mario Delgado, por órdenes del Jefe Máximo que despacha en Palacio Nacional y cuyo pecho no es bodega e incluso se lo aflojó el Covid, son la constante y la inocultable crisis de identidad y liderazgos en el Corporativo Morena.
Esa fue la causa por la que Mayar Mayorquín Carrillo, joven fundador de Morena en Nayarit y que acompañó a López Obrador en la campaña por la Presidencia de la República, decidió irse del partido.
“No rompo con él (el presidente López Obrador)”, dijo a sus amigos y colaboradores de su círculo cercano. Y se fue al partido Redes Sociales Progresistas, cuyo liderazgo todo mundo sabe lo tiene la maestra Elba Esther Gordillo Morales, lo que no entraña pecado ni delito alguno. La política es así.
Decía que al Corporativo Morena le ha fallado el gerente en turno y en Palacio Nacional hay preocupación por la prueba en las urnas del próximo domingo 6 de junio.
Permítame retomar lo que en este espacio publiqué en noviembre del año pasado, que avistaba lo que hoy tiene en un brete a Morena en Nayarit, con el alto riesgo de que no solo no gane la gubernatura, sino que aporte militancia para hacer de Redes Sociales Progresistas a la primera fuerza política en Nayarit, con Naya Mayorquín a la cabeza y en el gobierno estatal.
Decía en aquella entrega de entresemana:
“Miguel Ángel Navarro Quintero tiene buena fama como médico especializado en ginecobstetricia y un terco político que, por tercera ocasión, busca ser gobernador de su estado natal, Nayarit, en cuya capital, Tepic, nació en 1951. Pero…
“En el horizonte del doctor Navarro Quintero, además del rechazo de la dirigencia estatal de Morena que no lo considera militante de este instituto político, hay un personaje que le quita el sueño. Le doy sus iniciales: Nayar Mayorquín Carrillo.
“Mire usted, el doctor Navarro Quintero actual senador por Morena se encumbró en la política como distinguido priista y, praxis política a la mexicana, cuando su conciencia lo llamó a espacios donde pudiera lograr ser gobernador se fue al Partido de la Revolución Democrática, que lo nominó en 2005, falló en el intento y, en 2017, insistió abanderado por Morena. Fracasó.
“Bien. Elemental, la tercera es la vencida y se anota para que Morena lo nomine a la gubernatura que se dirimirá en las urnas en junio del año entrante. ¿Y?
“La carrera del doctor Navarro Quintero ha tenido en la actual LXIV Legislatura Federal, en el Senado de la República, tiempos de lucimiento, responsable de tareas encomendadas por el licenciado Andrés Manuel López Obrador. Digamos que su desempeño ha sido de tal enjundia en tribuna, que sus colegas le aplauden y reconocen”.
Resulta que el doctor pasó por encima de un impedimento, no cuenta con suplente, y operó para obtener el registro, cuentan que un alto personaje de todas las confianzas del licenciado López Obrador ayudó a que Mario Delgado decidiera nominar al doctor Navarro y, con ello, molestar a la familia política nayarita. Claro, Mario no vive en esas tierras.
Otro punto más es que Morena Nayarit no lo quiere de candidato y no lo considera militante, pero Delgado Carrillo llevaba el libreto bajo el brazo, con la orden dada en Palacio.
Y el doctor no se enfrentará a la candidata de la alianza PAN-PRI-PRD, Gloria Núñez Sánchez. No. Su contrincante será Nayar Mayorquín Carrillo, fundador de Morena y con buena fama en el estado; licenciado en Derecho por la Universidad de Nayarit y estudios en la Universidad Complutense. Incluso fue Ministerio Público.
En noviembre del año pasado dije que el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero le haría bien al grupo parlamentario de Morena en el Senado, porque el escenario que pretende pisar por tercera ocasión como que no le es halagüeño. Pero, bueno, su sueño es su sueño. Y Nayar será su pesadilla; esta semana el joven abogado rinde protesta como candidato de Redes Sociales Progresistas. Conste
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