Por Aurelio Contreras Moreno
Perdida entre el alud de lodo electoral, la nueva puñalada del gobierno de Javier Duarte de Ochoa al Instituto de Pensiones pasó casi desapercibida de la agenda mediática.
La semana pasada, el Comité Técnico del Instituto de Pensiones del Estado acordó que el gobierno disponga de 360 millones de pesos de la reserva técnica de la institución, con lo que, supuestamente, se cubrirá el pago de las mismas pensiones a los jubilados en el estado.
Esto significa, prácticamente, la extinción de dicha reserva técnica, que al inicio de esta administración era de aproximadamente cinco mil millones de pesos, y que de acuerdo con diferentes organizaciones de pensionados del estado se ha reducido 90 por ciento desde entonces a la fecha.
Los últimos “zarpazos”, según afirman organismos como el Sindicato de Trabajadores Normalistas y de la Educación en Veracruz, implican la quiebra de la reserva y del IPE mismo, que habría sido exprimido hasta la última gota por este gobierno, que lo saqueó como a muchas otras instituciones de diferentes rubros.
Para completar el cuadro, como si fueran su propiedad personal, Javier Duarte entregó al Instituto de Pensiones inmuebles que forman parte del patrimonio del gobierno -y por ende, de todos los veracruzanos-, entre los que se encuentra el World Trade Center, el centro de convenciones más importante de la entidad, si no es que el único al que pueda dársele esa categoría.
El total del valor de los inmuebles que se entregan al IPE es por seis mil millones de pesos, con lo cual, según el gobierno de Duarte, “se fortalece el patrimonio” del instituto. Pero para que el organismo obtuviera algún beneficio económico real, tendría que venderlos. De otra manera, sólo acumula edificios que no está preparado para administrar y mucho menos usufructuar. Se trata, pues, de un engaño más.
Javier Duarte no es el único responsable del saqueo al Instituto de Pensiones. Los sindicatos representados en el Comité Técnico han avalado el desfalco, perjudicando deliberadamente a sus agremiados que, de manera increíble, no los han llamado a cuentas para despedirlos con una patada.
Por lo pronto, los hoteleros de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río manifestaron abiertamente su oposición a que el World Trade Center sea entregado al IPE, pues consideran que se están empeñando bienes públicos sin ton ni son para pagar deudas, cuando el centro expositor tiene la función de detonar el desarrollo económico.
Y todavía está por verse que realmente ese dinero sea utilizado para pagarle a los pensionados. Llama a la sospecha la temporalidad con que se autoriza esta disposición de recursos, dos semanas antes de la jornada electoral del 5 de junio, cuando más dinero se gasta para eso que llaman “operación electoral”, que no es otra cosa que la movilización final para la compra y coacción del voto, el acarreo y las mil chapucerías a las que el duartismo-fidelismo ha recurrido todo el tiempo para imponerse en comicios desde 2004.
Como dijera el jefe del clan, no tienen llenadera.
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