Por Aurelio Contreras Moreno
En una maratónica sesión, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la validez de la elección de gobernador del estado de Veracruz.
Los magistrados electorales decidieron que no había ninguna justificación para invalidar los resultados de los comicios del 5 de junio, tal como lo pretendían el Partido Revolucionario Institucional y el Movimiento de Regeneración Nacional, “sospechosamente” aliados en impugnaciones y argumentos. Igual que en campaña.
Independientemente de lo que se piense personal y políticamente acerca del gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, la voluntad popular optó mayoritariamente por la opción que él representa para gobernar a Veracruz los próximos dos años.
El órgano jurisdiccional federal así lo entendió y confirmó por unanimidad el resultado de una elección en la que se expresó el absoluto repudio de la ciudadanía en contra del partido que consintió y hasta aplaudió la corrupción del gobernador al que ahora persigue –o eso dice-, Javier Duarte de Ochoa, y de su camarilla.
Y eso es fundamental. Las próximas autoridades, empezando por el propio Miguel Ángel Yunes Linares, deben tener muy claro que los veracruzanos votaron en contra de la corrupción, del abuso de poder, del tráfico de influencias, del saqueo, de la violencia y de la muerte a la que sometió a Veracruz durante los últimos 12 años un régimen depredador, cínico y antidemocrático, que pretendió apoderarse del estado como si de un feudo particular se tratase y que, en su lugar, lo sumió en la ingobernabilidad, el miedo y la quiebra económica y moral.
Con su sufragio, los veracruzanos expresaron su rotundo y lapidario rechazo a esas prácticas, más que un apoyo incondicional a alguna de las opciones políticas que participaron en la contienda del pasado 5 de junio. Como ya se escribió en este espacio con anterioridad, no se extendió un cheque en blanco en la elección, sino un mandato para rescatar a la entidad.
A pesar de todo, los priistas aún no terminan de aceptar la derrota y todavía amagan con intentar bloquear la llegada de Yunes Linares a la gubernatura, pero por la vía judicial, sometiéndolo a un proceso similar al que enfrenta Javier Duarte de Ochoa.
Se antoja difícil que eso prospere luego del fallo del Tribunal Electoral federal. El presidente Enrique Peña Nieto se daría un balazo en la sien en medio de la discusión para la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2017. Políticamente ya es inviable.
Así que es prácticamente un hecho que Miguel Ángel Yunes Linares rendirá protesta como gobernador constitucional del estado de Veracruz el próximo 1 de diciembre. Ahora sí, será tiempo de exigirle que cumpla con todo lo que prometió. Y lo más importante, que demuestre que de verdad es diferente de los que se fueron y andan de huida.
¿Y los demás?
Se dieron a conocer los nombres de las demás personas a las que se les giraron órdenes de aprehensión por lavar dinero con empresas “fantasma” en Veracruz. Y salvo Javier Duarte y Moisés Mansur, no hay ningún “pez gordo” entre los indiciados. Algunos ni saben en lo que los metieron.
Duarte es el principal responsable del desvío de los recursos del estado, no hay duda. Pero no es el único. Si las acciones de la PGR sólo van a tener esos alcances y castigar “chivos expiatorios”, el Gobierno Federal hará un monumental ridículo y confirmará su “farsa” justiciera.
Faltan muchos, muchos más.
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