Por Aurelio Contreras Moreno
Inició 2016 con la resaca de un fin de año para olvidar en el estado de Veracruz, en el que el gobierno de Javier Duarte de Ochoa tocó fondo en cuanto a vileza se refiere al ordenar la represión policiaca en contra de personas de la tercera edad que reclamaban el pago de sus pensiones.
El nuevo año no parece mejorar las expectativas para los ciudadanos veracruzanos. Siguen sin cubrirse del todo las deudas con pensionados, acreedores y con la Universidad Veracruzana. La inseguridad y la violencia no descansaron durante el periodo de asueto ni en el arranque de 2016. Y la crisis económica del estado augura una muy empinada cuesta de enero.
Pero a la clase política en el poder todo eso le tiene sin cuidado. Su único interés está en el proceso electoral por medio del cual se renovarán los poderes Ejecutivo y Legislativo de la entidad. Nada más que eso le importa y en eso invierte tiempo, dinero y esfuerzo a raudales.
En la víspera del anuncio sobre la decisión final acerca de quién será el candidato del PRI a la gubernatura, los dados parecen haberse cargado al lado del senador Héctor Yunes Landa. Sin embargo, los duartistas no dejan de presionar, con la finalidad de cercar a quien sea el abanderado priista y que no sólo no los margine de la campaña y de un hipotético próximo gobierno, sino para que sienta la necesidad de pactar con ellos para encarar unas elecciones en las que el Revolucionario Institucional cargará con el lastre del descrédito de la peor administración estatal de los últimos años y el consabido repudio ciudadano.
Por ello es que el régimen intenta por todos los medios reventar la alianza electoral entre Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, pues en las actuales circunstancias de hartazgo ciudadano, podría ser letal para el PRI al catalizar el enorme descontento que existe entre la población del estado por el despilfarro, el saqueo y la sevicia de la que ha sido víctima Veracruz los últimos once años.
Lo peor del caso es que nadie ha presentado propuestas realistas para el rescate de la entidad. Todo se va en grilla, planteamientos al aire y si acaso, la promesa de hacer justicia y meter a la cárcel a quienes abusaron del poder, se enriquecieron a costa de éste y desfalcaron al erario.
Veracruz requiere mucho más que eso para salir adelante. De por sí una minigubernatura de dos años no servirá para hacer gran cosa. Pero al menos tiene que ponerse orden en una administración que es un verdadero desastre y sentar las bases para que en el siguiente gobierno sexenal se pueda hacer frente a los retos y compromisos de un estado atribulado y endeudado.
Como no está dispuesto a reconocer sus fallos y desatinos, no se puede esperar que el duartismo-fidelismo vaya a siquiera intentar enmendar el camino o virar el rumbo que ha tomado. En lo que muy probablemente sea el último año en el poder de este grupo político, buscará procurarse impunidad y terminar de llenar sus cuentas bancarias.
Llevan once años de darse un banquete descomunal a costa de los veracruzanos. Se atragantaron y ahora tienen el “mal del puerco”. La indigestión será inevitable.
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