Por Aurelio Contreras Moreno
Si a alguien le cayeron de perlas las diatribas que vino a soltar en Veracruz el dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, fue al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Las invectivas del líder partidista en contra de los periodistas y del propio Yunes Linares le vinieron de maravilla al mandatario estatal para pasarse dos días en medio de polémicas, dimes, diretes y actitudes protagónicas, que por un momento desviaron la atención de los verdaderos y muy graves problemas que enfrenta el estado.
El mayor de estos problemas sigue siendo el de la inseguridad, que a pesar de lo que diga el gobernador, si no ha crecido mucho más de como estaba al final del anterior sexenio, definitivamente tampoco ha amainado un ápice. Ni en la percepción ni en los hechos concretos.
Pero lo que ha quedado de manifiesto es que ante la incapacidad de la administración estatal para afrontar y dar solución a los principales retos que ha implicado la situación en la que el anterior gobierno dejó al estado de Veracruz, se ha privilegiado el “show”, el espectáculo mediático para, ahí sí, construir la percepción de que se cumplen los compromisos contraídos en campaña.
Un ejemplo destacable de lo anterior es el de la bodega de la ciudad de Córdoba en la que se guardaban los enseres que los Duarte Macías tenían en Casa Veracruz. La mayoría, artículos personales, cosas inservibles, como los horrendos retratos de Javier y Karime. Nada fuera del otro mundo.
Si acaso, y por eso llamaron la atención en los medios y las redes sociales, tienen algún valor las libretas en las que presuntamente Karime Macías dejó constancia de la manera en que operaba las corruptelas junto con su marido para el desvío de recursos, además de los ridículos “mantras” con los que la ex primera dama quería allegarse de la abundancia a base del robo del dinero de los veracruzanos a los que se dedicó a “exprimir”.
El problema es que, como ya se mencionó en algunos medios, al haberse hecho públicos estos escritos, bajo las reglas del nuevo sistema de justicia penal perderían por completo su valor como pruebas si se presentasen ante un juez, al haber roto la propia autoridad la cadena de custodia y contaminado el lugar donde su ubicaron, que dicho sea de paso, lucía demasiado ordenado para ser el refugio donde se fueron a arrumbar los objetos personales de una pareja en plan de fuga.
Al gobierno de la alternancia se le acaba –si no es que ya se le agotó- el bono democrático con que llegó al poder. El hartazgo ciudadano por la desastrosa administración del duartismo se le puede revertir al yunismo ante la ausencia de resultados tangibles, que es lo que la población le demanda a los políticos a los que les otorga el voto, invariablemente y sin prórrogas.
La administración de Miguel Ángel Yunes Linares tiene que concentrarse en lo verdaderamente importante, que es garantizar la seguridad, la salud, el empleo, el desarrollo sustentable. Urge que entienda que se les eligió para gobernar Veracruz y no para hacer show. Mucho menos, para mantenerse en campaña permanente buscando establecer una sucesión dinástica en el poder en la entidad.
Menos show y más gobierno. Veracruz lo demanda y lo necesita.
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