Por Aurelio Contreras Moreno
La confirmación de la candidatura de Héctor Yunes Landa a la gubernatura bajo las siglas del PRI es, desde cualquier ángulo, el principio del fin de la hegemonía política del grupo de Fidel Herrera Beltrán en Veracruz.
Porque gane quien gane las elecciones del próximo 5 de junio, no será un fidelista quien ocupe la gubernatura. El proyecto político diseñado –cual si fuere una maldición– para mantenerse en el poder 30 años en el estado, llegaría a su fin. O al menos aparentemente.
El jefe y los herederos de la corriente política más nefasta que ha conocido el estado de Veracruz no piensan quedarse de brazos cruzados. Fracasado el plan de arrebatar la candidatura priista, su alternativa ahora es arrinconar a Yunes Landa.
Según trascendió, durante la reunión de este jueves en la sede del Comité Ejecutivo Nacional del PRI con Manlio Fabio Beltrones, de la que salió el “humo blanco” para Héctor Yunes, el diputado federal por San Andrés Tuxtla, Jorge Carvallo Delfín, conspicuo fidelista, habría reiterado su intención de registrarse en el proceso interno priista, lo que de concretarse echaría por tierra el discurso de la “unidad”.
Además, Fidel Herrera Beltrán, a través del disminuido gobernador Javier Duarte de Ochoa, busca imponer como coordinador de campaña a otro miembro del clan, el diputado federal por Acayucan Erick Lagos Hernández, y de esta forma meterle una cuña a Yunes Landa para que no los haga a un lado en caso de ganar las elecciones.
Pero como lo mencionamos en una entrega anterior de este espacio, si Héctor Yunes aspira realmente a alzarse con la victoria en los comicios tendrá, desde ahora, que deshacerse de los fidelistas, que no le representan más que un lastre. No tiene tiempo de esperar hasta ser gobernador para cobrar afrentas y enterrar políticamente al fidelismo, pues podría no llegar.
Su primo Miguel Ángel Yunes Linares, quien será candidato de la alianza PAN-PRD, y que intenta extenderla con Encuentro Social y Nueva Alianza, lo sabe bien y por eso lo provoca, asociándolo con la impunidad y la corrupción de los 11 años de fidelismo que han postrado a Veracruz en la pobreza y la inseguridad.
Si Héctor Yunes no pinta su raya de alguna manera con Fidel Herrera y sus discípulos, el descrédito de esta gavilla lo alcanzará a él también. Además, con sus presiones y amagos, los fidelistas le demuestran que si no los anula ahora, en caso de llegar a la gubernatura lo tendrían cercado.
Conociendo el temperamento de Yunes Landa, se antoja difícil que se dejase mangonear, y más ahora que está en la antesala del poder, por quienes están en la cuenta regresiva para perderlo. Sin embargo, no se puede dar el lujo de subestimarlos. Sería un error garrafal.
Cuenta la picaresca política veracruzana que alguna vez, cuando estaba en “la plenitud del pinche poder”, Fidel Herrera Beltrán dijo que mientras él viviera, ningún Yunes llegaría a ser gobernador del estado.
El conjuro está a unos meses de romperse.
Erika Ayala, empoderada
Una vez que Héctor Yunes pida licencia como senador de la República para convertirse en candidato, tomará su lugar en la Cámara alta la dirigente del sindicato del Colegio de Bachilleres de Veracruz, Érika Ayala Ríos, quien con ello se convertirá en la mujer más poderosa del estado.
Que sea para bien.
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