MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
No es necesario pretender considerarse experto en economía cuando las cuentas básicas no cuadran entre el deber y el haber, fórmula básica que aplica un contador para determinar el recurso en la bolsa, en la cartera, y el margen que se tiene para gastar sin necesidad de acudir a un crédito bancario, o en el menor de los casos al Monte de Piedad.
Así, cuando desde el principal púlpito político del país, se insulta y descalifica a quienes no comparten el mismo credo llamándolos presuntuosos sabelotodo, indudablemente se alimenta el odio social en las vertientes del pueblo bueno y el pueblo malo.
Lo cierto es que la pandemia del Covid-19 ha dado pretexto para todo. Y todo es todo, tanto como justificar el agravamiento de la economía nacional e incluso asumir a la emergencia sanitaria como un reto del que México saldrá victorioso porque los mexicanos somos muy chingones, cuando no se trata de ser o jugarle al valiente en tratándose de un virus que ha cobrado miles de vidas en el mundo y, en nuestro país, ha superado las dos centenas, avistándose un crecimiento exponencial porque las medidas de contención no han tenido el efecto deseado con el slogan Quédate en casa.
Pero, vaya, si las medidas llegaron tarde no es posible endosar la responsabilidad a las autoridades del sector salud porque debieron disciplinarse al voluntarismo de quien se alza como el moderno Luis XVI. Y mire usted lo que es la historia de la humanidad.
Al inquilino de Palacio le gusta presumir pinceladas de historia patria y escasamente de la mundial, tanto que no se atreve a referir fundamentos de El Capital, obra de Carlos Marx, porque no lo leyó pese a que fue texto obligado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en el plan de estudios que le tocó cuando estuvo matriculado en esa institución.
El caso es que la historia básica refiere que Luis XVI fue el monarca francés que dio pauta a la Revolución Francesa y, mire usted, lecciones de la historia: a las medidas económicas del gobierno de Luis XVI se opuso la nobleza, es decir, el sector privilegiado (los fifís de entonces) que generó una crisis a la que se sumó el creciente descontento popular.
Luis XVI finalmente fue guillotinado el 21 de enero de 1793 en la llamada Plaza de la Revolución hoy de la Concordia, una vez que se le encontró culpable de traición y condenado a la guillotina. Esos tiempos han sido superados y, en todo caso, en México hay una figura llamada revocación de mandato, la moderna y democrática guillotina política.
Valga la repasada de una lección básica de historia universal como muestra de que ésta es cíclica y sustenta la máxima de que el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra.
¿Para qué pretender aplicar fórmulas que han demostrado ser malas o pésimas en esto del arte de gobernar y, sobre todo, de hacer política? Quien llega a gobernar llega porque para eso se preparó, no para experimentar porque le fue heredado el poder como ocurría en aquellas monarquías o en los gobiernos de sedicente calidad democrática que negocian elecciones y heredan el poder al hijo político, el ungido por el dedo del jefe máximo.
¿Será cierta la versión de que el actual inquilino de Palacio logró los votos con los que arrasó en las urnas, merced al apoyo de quienes insistía en llamar miembros de la mafia del poder? Por lo menos ha dejado bajo la alfombra ese calificativo y ahora el villano favorito se llama Felipe Calderón. Enemigazo, valga el barbarismo.
Pero, bueno, estábamos en esto de las lecciones de política económica y cómo el señorpresidente insiste en aplicar las que leyó en esos tiempos del arriba y adelante, cuando sus maestros del nivel de Ignacio Ovalle Fernández fueron ejemplo de cómo desmadrar a una buena obra, como fue Coplamar o el Sistema Alimentario Mexicano, de las épocas eheverrista y lopezportillista.
¿Qué le espera a la economía mexicana una vez superada la emergencia sanitaria? O mejor dicho, a qué le tiramos los mexicanos cuando pase la cuarentena y volvamos a una supuesta normalidad, cuando lo que se avista es una severa crisis que, de acuerdo con el doctor Carlos Urzúa, secretario de Finanzas del gobierno de López Obrador en el entonces Distrito Federal y secretario de Hacienda en los primeros meses de la actual administración de Andrés Manuel, podría ser superior a la gran depresión del periodo 1919-1932 del siglo pasado.
Sin duda, el inquilino de Palacio debe estar enterado de las previsiones del doctor Urzúa Macías, quien ha dedicado tres artículos en el diario El Universal, para advertirle del enorme riesgo que implica su voluntarismo y protagonismo de sabelotodo, una figura que el propio señorpresidente suele aplicar a los fifís, golpistas, conservadores y etcétera y etcétera.
Leo el artículo “Medidas contra la crisis económica III”, el más reciente del doctor Urzúa, en el que envía el mensaje, casi como asesor externo, al licenciado López Obrador para que entienda el nivel de la crisis que se avecina.
Andrés Manuel presume de sabelotodo aunque reniegue de ese adjetivo. Pero, mire usted, pretende tomarnos el pelo, a todos los mexicanos, con aquello de que la negociación con los tigres de la OPEP estuvo a todo mecate y hasta Trump lo felicitó en un mensaje en la tele. Pero, míster Donald no es una hermana de la caridad ni filántropo de la política internacional.
En pocas palabras, lo que se negoció con Trump fue un préstamo y los préstamos se pagan. Y, bueno, la mecánica de negociar el apoyo de los hospitales privados no es asunto de bondadosos empresarios, porque prácticamente alquilarán sus espacios, dicen que cobrarán lo que se cobra en el IMSS, es decir, cobrarán a los pacientes que sean diagnosticados con Covid-19. ¿Regalo?
¿En qué se ha gastado el gobierno federal los recortes presupuestales, las reasignaciones, ajustes en participaciones y etcétera? ¿Dónde los 400 mil millones de pesos presumidos hace unas tres semanas para enfrentar la pandemia que ahora se reducen a 40 mil millones de pesos?
El señorpresidente ni su secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, admitirán lo referido por el doctor Urzúa en su artículo, el tercero de la serie Medidas contra la crisis económica:
“Al parecer en el gobierno federal todavía no se aprecia la extraordinaria magnitud de la actual crisis económica.
“Como muestra de lo anterior baste solo un botón. El pasado 8 de abril las dependencias y entidades federales recibieron un oficio donde se les informa que por instrucciones presidenciales existe la imperiosa necesidad de reducir en al menos 50 el gasto asignado a los capítulos de servicios generales y gastos de operación Es te oficio fue enmendado con otro oficio enviado en alcance horas después donde se establecen las dependencias que no están sujetas a esas instrucciones la Secretaría de Salud la Secretaría de la Defensa Nacional la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana
“Pero el resto de las dependencias y las entidades enfrentan desde entonces un problema que parecería insoluble Resulta que ese 50 de recorte debe aplicarse a lo que se conoce en materia presupuestaria como los capítulos 2000 y 3000de gasto Esto es deben reducirse a la mitad los gastos que correspondan a entre otros rubros materiales de oficina alimentación medicinas vestuario telefonía servicios profesionales servicios de mantenimiento refacciones renta de inmuebles gasolina agua y electricidad Así pues dado que en algunos casos el gasto es casi irreductible el agua y la electricidad son dos ejemplos de ello los administrativos de las dependencias tienen poca tela para cortar ¿Qué harán entonces para no caer en falta?”
Las medidas de austeridad, el recorte al gasto público, entre las medidas dictadas por el señorpresidente, en suma, saldrán más graves que la enfermedad.
Cita el docor Urzúa: (…) Lo que en este momento necesitan de manera desesperada todas las empresas mexicanas pero en especial las pequeñas y medianas es capital de trabajo para no quebrar. Y ese capital de trabajo se va a ir reduciendo para algunas empresas paulatinamente a medida que la recesión avance pero para otras puede desaparecer de un día para otro de tajo Con la consecuente reducción paulatina o de tajo de la plantilla de trabajadores”.
Incluso, un estudio de la Dirección General de Finanzas del Instituto Belisario Domínguez, órgano del Senado de la República, elaborado por los investigadores José Luis Clavellina Miller y Mario Iván Domínguez Rivas, apunta que, en México, la capacidad para hacer frente a la crisis podría verse deteriorada por el reducido espacio fiscal con el que cuenta actualmente, así como por la menor actividad económica, la caída en los precios del petróleo y la depreciación del tipo de cambio.
Y advierte que a la caída en los precios del petróleo, el gobierno contrató coberturas petroleras para cubrir los ingresos petroleros contra reducciones respecto al estimado de 49.0 dólares por barril pero se desconoce el porcentaje de las exportaciones que están cubiertas, por lo que es complicado realizar una estimación de este efecto.
¿Sabrá de estos escenarios el sabelotodo de Palacio? La pesadilla se avista al despertar de esta emergencia sanitaria, no cabe duda. Conste.
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