FRANCISCO RODRÍGUEZ
La reacción inmediata de Alfonso Ramírez Cuellar –encargado provisional del abarrote de Morena– a los resultados preliminares de las elecciones locales legislativas y municipales en Coahuila e Hidalgo, puso al descubierto el entuerto. desconoció absolutamente la paliza en Coahuila, y asegura pelear todavía en Hidalgo.
Es el anuncio de lo que se viene en la elección intermedia del año próximo en todo el país. Por varias razones: la derrota en Coahuila es el resultado de la respuesta del electorado norteño a la posición del gobierno federal frente a sus peticiones fiscales, mientras que en Hidalgo, donde el bien calificado Omar Fayad ganó votos a placer, todavía esperan los beneficios.
Morena ya no tiene casi nada qué hacer en el norte del país. Al parecer lo ha perdido todo. La displicencia con la que el “caudillo” ha manejado las posiciones federalistas de los estados que representan casi la mitad del padrón electoral nacional ha provocado una reacción esperada: la gente está realmente en pie de lucha.
Coahuila: carro completo para el PRI; golpiza de época para Morena
Los resultados preliminares complacieron al partido oficial en Hidalgo, donde parecía que Fayad le concedía el triunfo en las plazas importantes, como Pachuca y Tulancingo, a cambio de colocar sus piezas entre la chiquillada electoral y esperar el visto bueno para su candidato a gobernador. No fue así al final del día.
Los resultados preliminares en Coahuila, que con el sesenta por ciento de casillas computadas revelan carro completo para el PRI y una golpiza de época para Morena, metió el miedo en la sede del partido del gobierno. Ya nada es igual a lo cantado hasta hace unos días.
De nada sirvió la cargada de declaraciones contra la corrupción militar y contra el general Cienfuegos, un individuo en la lona por defender las órdenes de arriba. De nada sirvieron las amenazas de Pío contra los que exhibieron los videos contundentes, así como el cinismo con el que pide también la cárcel contra David León, su valedor.
Quisieron inyectar miedo, pero ahora los temerosos son los morenos
El miedo se ha instalado. Fueron ciertas las versiones de la reculada en el caso de Lozoya, y el freno del discurso anticorrupción que ya se había vuelto cantaleta, ante la evidencia en la que se mostraban los niveles de sobornos alcanzados por la familia feliz. A partir de la exhibición de los videos, ya nada fue igual.
Incluso se llegaron a descubrir algunas joyas de esos acontecimientos peliagudos: no sólo el hecho de que el indiciado por el caso Odebrecht y Nitrogenados firmaba sus presentaciones en el juzgado desde una computadora, sino el más serio de que nunca pisó ni julias ni pasillos, y tal vez ni país. Que todo fue un teatro.
Ni el reparto de billetes a mansalva en domicilios logró su cometido
En todo caso, volviendo al tema electoral tan delicado, finalmente Ramírez Cuellar tuvo razón desde aquella ocasión cuando declaró que Morena no tenía estructuras partidistas ni electorales, salvo en seis estados pequeños del centro y sur del país. Nadie se explica por qué ahora pueda reclamar otros resultados en el norte. Lo que pasó es lo que tenía que pasar.
Ni el reparto de billetes a mansalva en domicilios logró su cometido. La gente salió a votar haciendo a un lado las presiones y hasta a contrapelo de todas las recomendaciones anti-coronavirus que querían provocar el miedo electoral y la abstención.
En todas las elecciones donde se instala la abstención, el resultado siempre ha sido favorable al régimen, que es quien maneja las boletas, los padrones y las actas de escrutinio. Ahora ya no pasó así. Menos del cincuenta por ciento de electores que sufragaron lo hicieron en contra del régimen. Pero salieron, sin importarles consecuencias.
Sabiendo que, como sucedió, el régimen iba a desconocer los resultados, según el método Trump ya comprobado. Sabiendo que ya es la única arma con la que cuenta la población para oponerse al aquelarre. Sabiendo que es un deber ciudadano detener a como dé lugar todas las aberraciones antidemocráticas que penden sobre sus cabezas.
Todas las muchas carencias de Morena condenan al partido al fracaso
El método Cienfuegos, ése de abandonar a su suerte al general de cuatro estrellas que está en picota en Brooklyn, aunque ese juicio represente la peor amenaza sobre los actuales en el poder prestado, no funcionó. El método Pío, ese de encubrir a como dé lugar a los inodados de la familia en la corrupción, tampoco. El cinismo ha sido excesivo y contraproducente.
Se ha confirmado que en política nacional hay cosas que todavía no se compran con dinero. Que la abstención no ayudó al partido oficial. Que un partido como Morena, sin estructuras, representatividad, personal de movilización y de defensa electoral está condenado al fracaso.
Que los infiltrados por Ackerman en el seno de los consejeros ciudadanos del Instituto Nacional Electoral y en las Oples de provincia no saben ni qué hacer, cuando las voluntades se expresan en las urnas, como en Coahuila e Hidalgo. Que todo esfuerzo es nulo. Nadie puede contra la realidad, así sea la figura impoluta –eso dicen– de un “caudillo”.
Nada está escrito a favor de Morena en las elecciones intermedias de 2021
Sea como sea, lo que se viene es gordo. Para las elecciones intermedias del año próximo, en las que el régimen se juega su estabilidad, su terquedad y su futuro, nada está escrito a su favor. Ya tenemos, por lo pronto, las tendencias electorales en los estados del norte del país, que son altamente desfavorables.
Pronto veremos el impacto en redondo de esta actitud ciudadana en los demás estados, en el centro, el altiplano y el sur, que están esperando su oportunidad de opinar en las urnas sobre lo que está sucediendo en la realidad nacional. No creo que sea diferente.
La necesidad económica que agobia a toda la población en el desempleo y en la miseria, no fue suficiente para decantar el sentido del voto. La gente recibió los sobres con dinero de Morena, es decir de nosotros, pero votaron en conciencia.
El voto acabará por vencer al miedo.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Y en la “mañanera” de ayer, el Presidente de la República se refirió a las elecciones en Hidalgo y Coahuila. Celebró que se hayan llevado en orden y en paz, comentó que hubo poca participación y evitó hablar de los resultados donde tiene ventaja el PRI.
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