“… y parió la abuela”. Al cúmulo de problemas rezagados y de nuevo cuño que enfrenta la Administración del Presidente Enrique Peña Nieto, se suma ahora una epidemia de influenza que mantiene en estado de gravedad a decenas de mexicanos y que ya ha provocado la muerte de otros muchos.
En el rezago: Michoacán y la violencia criminal que no cede en el país, la caída estrepitosa de todos los índices macroeconómicos –ya ni qué decir de los micro–, la corrupción galopante, la quiebra económica de estados y municipios y todos los que usted conoce o padece en carne propia.
Nuevos, la informalidad que va en ascenso porque, debido a las nuevas reglas fiscales, hay muchas empresas, muchos causantes cautivos que ya no dan y ya no piden facturas; la continuación de la atonía en materia de gasto público –¿pues no que habría carretadas de dinero desde el primer día de enero, para cuerpear a las reformas-que-el-país-necesita(ba)?–; el pobre crecimiento anunciado para este 2014… y los que se acumulen de aquí a mañana, cuando acabe la semana.
“…al jocoque le sopla”. Muchos problemas –algunos sin solución en el corto plazo– se acumulan en el escritorio de la principal oficina de Los Pinos y el de salud pública no aparece o está escondido entre tanto papeleo.
Porque después de la alarma que en el 2009 generó la fallida Administración de Felipe Calderón con José Ángel Córdova como brazo ejecutor –y que provocará enormes pérdidas económicas, sobre todo en el sector turístico–, esta ocasión las autoridades sanitarias encabezadas por la casi transparente Mercedes Juan soslayan la emergencia.
Sucede aquí exactamente lo contrario a lo que, de acuerdo al diario La Jornada, ocurre “en Estados Unidos, donde los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas inglés) informan de una actividad alta de influenza en 25 estados y con brotes en otros 10. De octubre a la fecha se han confirmado en ese país más de 2 mil 600 casos de infección con la cepa A/H1N1.”
¿No quiere alarmar la Administración peñista?
¿Tampoco informar a la población sobre las medidas que prevengan el contagio?
¿Para qué sirven, entonces, los llamados tiempos oficiales en la radio y en la televisión?
¿Sólo para el autoelogio?
¿Usted qué cree?
ALFREDO CASTILLO Y LA TRAICIÓN
Ahora que Alfredo Castillo fue enviado a Michoacán para combatir al crimen organizado y, sobre todo, a las llamadas autodefensas, hay quien recuerda que en agosto de 2011 se dio a conocer en las redes sociales un video que lo confrontaba con Oscar Osvaldo García Montoya, alias “El Compayito”, líder del cártel independiente denominado La Mano con Ojos, que operaba (?) en el Estado de México y en algunas zonas del Distrito Federal.
Más allá de la frialdad con la que el delincuente relata sus acciones, el cómo fue adiestrado en Guatemala para matar, su paso por algunas organizaciones policíacas y hasta por la Marina, “El Compayito” hace una afirmación que tiene mucho de trasfondo: la supuesta traición del entonces procurador de justicia del Estado de México, Alfredo Castillo.
Según lo dicho, el criminal habría mandado a uno de sus hombres para que le entregara 400 mil dólares a Castillo para obtener protección y poder actuar bajo la seguridad de ser un protegido del propio Procurador. Pero resulta que el dinero no llegó a su destinatario –según Castillo– y esto ocasionó que “El Compayito” estuviera dispuesto a matar al funcionario: “si te encontraba, te hubiera matado, te hubiera encontrado y hecho pedazos”, le dijo.
Después a manera de disculpa, el entonces Procurador le dice “pero yo no te traicioné”; como para hacer énfasis en el hecho de que el mensajero del narco nunca llegó hasta sus oficinas y mucho menos le hizo llegar el dinero. Ya para ese entonces, el video muestra a García Montoya muy relajado, platicando tranquilamente con sus entrevistadores y más que un interrogatorio el video muestra lo que parece una charla entre conocidos que, luego de algunos malos entendidos, se sinceran y ponen las cosas en claro como para no afectar una relación y hasta terminan prometiéndole al criminal llevarle a sus enemigos para que los mate.
Eso es lo que recuerdan.
Y no falta quien pregunte: Y si el mensajero que llevaba los 400 mil dólares de parte de “El Compayito” sí los hubiera entregado, ¿Castillo los habría recibido?
¿Sí o no?
Índice Flamígero: Parodiando a Diderot: Los médicos trabajan para conservarnos la salud, y los políticos para destruirla, pero estos últimos están más seguros de lograr su intento.