La Comisión de Cultura del Senado aprobó diversas reformas y adiciones a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, a partir de siete iniciativas y la opinión de especialistas.
El senador Javier Lozano Alarcón, presidente de la comisión, aseguró que se logró confluyeran todas las posturas manifestadas por diversos legisladores, en distintos momentos, con las manifestadas en dichas audiencias por editores, escritores, así como representantes de la Cámara de la Industria Editorial Mexicana y la Secretaría de Cultura.
La política del precio único, dijo, no consiste en que todos los libros cuesten lo mismo, sino en que una obra o título, tenga el mismo precio de venta al público en cualquier parte del territorio nacional y lo fija el editor.
En el dictamen, se define librerías como el establecimiento físico o virtual dedicado fundamentalmente a la comercialización al menudeo y medio mayoreo de libros físicos o electrónicos, en un porcentaje no menor a 75 por ciento de los ingresos.
Corresponde a la Secretaría de Cultura llevar el registro del precio único de libros, a partir de información que le proporcionen los editores e importadores de libros respecto al nombre, denominación o razón social y domicilio del editor; datos de identificación del libro y su autor; Número Internacional Normalizado del Libro (ISBN); fecha de impresión o importación; y precio único de venta al público.
Un libro impreso en papel está sujeto al régimen de precio único, su versión electrónica equivalente estará sujeta a las mismas disposiciones.
Quedan exentos del precio único libros impresos antiguos, usados, descatalogados, agotados o artesanales.
En la reunión también participaron las senadoras Sandra Luz García Guajardo, del PAN, y Carmen Dorantes Martínez, del PRI, quienes avalaron también el dictamen por el que se declara el Día de Muertos como fiesta nacional, entre otros.