LOS CAPITALES
Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
El recrudecimiento de la guerra arancelaria EU-China, provocó que el peso mexicano bajara su cotización frente al dólar. Precisamente ayer, el presidente Trump amenazó con imponer aranceles del 100 % a los productos chinos a partir del 1 de noviembre, lo que provocó una dura reprimenda por parte de Pekín, que prometió «luchar hasta el final».
China también respondió con controles a la exportación de insumos estratégicos, como las tierras raras, y, más recientemente, con restricciones a los buques vinculados a Estados Unidos, medidas que muchos consideraron una respuesta contundente. Las renovadas tensiones han sacudido los mercados mundiales, con caídas de las acciones y un fortalecimiento de los flujos hacia activos refugio.
Al respecto, A las presiones bajistas se sumó la caída de los precios del petróleo, que bajaron casi un 2 % y alcanzaron su mínimo en cinco meses. La Agencia Internacional de la Energía advirtió del creciente exceso de oferta en un contexto de aumento de la producción ye ralentización de la demanda, lo que empaña las perspectivas de las economías exportadoras de petróleo como México.
Para el peso -nos dice Felipe Barragán, Estratega de Investigación de Mercados Pepperstone-, estas perturbaciones externas desencadenan dos canales de presión distintos. El primero es el canal del riesgo: en un entorno de mayor incertidumbre, las ventajas de carry y rendimiento importan menos cuando los inversores reasignan sus activos hacia activos líquidos «más seguros» (dólar estadounidense, bonos del Tesoro).
El segundo es el canal de las materias primas/fiscal: México sigue expuesto a la debilidad de los precios del petróleo y a la tensión fiscal en Pemex, ambos vulnerables cuando las perspectivas de crecimiento mundial se oscurecen debido a la escalada de la guerra comercial.
Otra capa de complejidad: México está considerando simultáneamente aumentar los aranceles sobre determinadas importaciones chinas, planes que, según se informa, el Congreso ha suspendido en espera de consultas. Esto coloca a México en una situación delicada: cualquier inclinación demasiado marcada contra China puede provocar represalias o interrumpir las cadenas de suministro, pero la inacción puede suscitar críticas en Washington, ya que aumenta la presión para alinearse más estrechamente con la estrategia estadounidense.”
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