Es un hecho. Pese a que el presidente Enrique Peña Nieto, aún no llega en términos cuantitativos a la mitad de sus seis años de mandato, su Gobierno llegó a su fin, luego de la fuga del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.
Si después de los eventos marcados para la nación de Ayotzinapa e incluso Tlatlaya, la credibilidad nacional decayó abruptamente e incluso antes de las elecciones intermedias, los ciudadanos advertían poca confianza en el quehacer político de Peña Nieto, la verdad es que a partir del pasado fin de semana, la duda pasó a ser mofa.
No hay justificación alguna respecto al segundo escape del narcotraficante más buscado en el planeta hoy por hoy, pese a las explicaciones que den un día y otro también, las autoridades encargadas del área de seguridad en el país.
Deberían también estar a disposición de las autoridades por la fuga de Guzmán Loera, los titulares de Gobernación, de la Procuraduría General de la República (PGR), del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y de la Comisión Nacional de Seguridad; respectivamente Miguel Ángel Osorio Chong, Arely Gómez, Eugenio Imaz y Monte Alejandro Rubido.
Si el personal del penal llamado de alta seguridad del Altiplano en Almoloya de Juárez en el Estado de México, ha sido llamado a declarar sobre la fuga más reciente –sí, van dos– de este capo-magnate de orden internacional, conocido como “El Chapo”, también los encargados de la seguridad nacional en México deberían estar siendo interrogados sobre sus vacíos de poder, de misión y de mando, al menos en el cuidado del encierro del narco sinaloense por la que empeñó su palabra el propio presidente Enrique Peña Nieto sobre la segura estancia carcelaria del criminal más sonado en estos últimos días en México y el mundo.
A Osorio, Gómez y Rubido se les ve desencajados, regañados, temerosos y dubitativos ante el escape de alta ingeniería de Guzmán Loera del penal que se creía de máxima seguridad. Malas, muy malas señales envían a los gobernados de Peña Nieto, pues todo indica que no lograron cuidar de un preso sujeto a las propias reglas del Estado.
Si el presidente de México no quiere regresar de Francia, hay subordinados a los que les tiemblan las piernas ante la seguridad de presentarle reportes cara a cara por sus fallas en cada área de seguridad que les compete a cada uno de ellos.
La poderosísima maquinaria de la delincuencia organizada se burló de la inteligencia del Estado con todo y lo costoso que esta es para los mexicanos y por ahora las cosas en ese terreno están claras.
En tanto a Peña Nieto quien no ha podido remontar de Ayotzinapa, Tlatlaya y otros asegunes más en su administración, se le avizora una crisis aún más empinada tras el escape del ahora enemigo público número uno del Gobierno mexicano: “El Chapo” Guzmán.
Acta Divina… Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong afirma que no se renuncia en tiempos de crisis.
Para advertir… Y con una “zanahoria” de 60 millones de pesos quieren capturar al preso número uno que se les escapó en sus narices.
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legalizar la droga…y asi la Constructora CHAGU, del sr. guzman podria construir el M de la cd de mexico sin probl tecnicos, pasaria muy buenas cortas x los contratos y los ¨gobernantes¨felices… y yo tambien sin tantos asesinatos.