Artículo de fondo
Gonzalo García Ramírez
Lo último que se dijo en redes sociales es que Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco, tiene Covid 19. Antes de su muy conocida presencia en redes sociales para demostrar que desgobierna esta enorme entidad, Alfaro había dicho que el 30 de enero se estrenará “Mi Macro Periférico”, un proyecto novedoso y engorroso (por aquello del cierre obligado de las llamadas vías primarias) para consagrarse como una forma de trasporte para al menos 600 mil hombres, mujeres y niños que podrán hacer uso de estas modernas instalaciones.
El común denominador de la población desconoce cuánto va a costar un viaje en este nuevo BRT (autobuses de transito rápido por sus siglas en inglés). También, es un hecho que hoy en día, miles de tapatíos se preguntan si seguirán viviendo el calvario que padecen siempre para conseguir moneda fraccionaria y pagar su acceso a este nuevo modo de trasladarse. Para lagunas informativas o carencia en campañas de difusión, Jalisco se pinta solo.
Lo que también se desconoce es si el 30 de enero entrarán en operación las 42 estaciones de “Mi Macro Periférico” o sólo las que abarcan el municipio de Zapopan y Tlaquepaque. Capaz que a la mera hora sólo se hará el famoso “corte del listón”. Claro, siempre pensando que Alfaro Ramírez saldrá avante –una vez más—de este virus mortal y despiadado.
Y si para la clase política de esta entidad queda claro que Alfaro desgobierna, sólo hay que recordar los dimes y diretes a los que fue sometido el mandatario estatal en las semanas y meses en que la pandemia llevó al estado de Jalisco a largos días y semanas en botón rojo. Desgobierna porque no supo unir a los sectores productivos durante todo ese tiempo, quienes resultaron afectados por la carecía de apoyos del gobierno estatal para evitar cierres de comercios y quiebra en establecimientos de todo tipo.
El suyo ha sido un gobierno de claroscuros porque es casi un hecho que llegaremos al 2024 sin que haya habido avances en la terminación (o avance significativo) en las famosas presas de El Zapotillo y la de El Purgatorio, con las que se pretende garantizar el abasto de agua para la zona centro de la capital del estado.
Y como en lo que sí dice mano es en la “grilla”, durante estos 5 años de gobernador, Alfaro desgobierna porque sólo ha logrado heredar para el siguiente en turno el añejo conflicto de la distribución de agua que emigra para el estado de Guanajuato. No supo pues lograr una negociación en beneficio permanente para Jalisco en esto que se refiere a los afluentes del vital líquido, emanados del enorme lago de Chapala.
Largas fijas, el pan de cada día
Ahondando aún más en el complejo sector de transporte y la movilidad, concretamente para la zona centro de la capital del estado, hay que decir las cosas como son: hoy en día sigue siendo común ver a muchas personas esperando el camión. Evidentemente, esta crisis de agrava en las llamadas horas pico. Las inmediaciones de Plaza del Sol son un claro ejemplo de esta vida cotidiana. La llamada zona dorada de la zona centro de la ciudad de Guadalajara es otro punto en donde si no tarda en pasar un camión, sí tarda en desplazarse a la periferia, dado que no ha habido en años un sistema de agilización del tránsito, ya sea en dirección a La Minerva o en dirección a pueblos y colonias del municipio de Tonalá
Pero lo que debe saber el mundo, es que esta necesidad de más y mejores unidades del transporte es algo que urge y apremia para casi todos los rumbos de los municipios locales, tales como Zapopan, Tlajomulco, Tonalá, El Salto, Tlaquepaque y las principales salidas de la ciudad, ya sea rumbo a Zapotlanejo o a los municipios que rodean el lago de Chapala como Ixtahuacán de los Membrillos e incluso en dirección a municipios más alejados como Ocotlán. Sólo por citar unos ejemplos.
Ver camiones llenos al más no poder es algo que a pasado de lo normal a lo cómico, pues equivale a viajar de tú a tú en medio de la pandemia. ¿Cuál sana distancia?”
“Y las monedas apá”
El de Alfaro es un mal gobierno porque desde que tomó posesión en 2018 no ha movido un dedo en el tema del cobro del “camión guajolotero” para la zona metropolitana de Guadalajara. Con ello, ha permitido el enriquecimiento, durante todo este tiempo, de caciques del sector transporte. Subir la tarifa de 7 pesos a 9.5 pesos, ha llenado el bolsillo de afamados “amigos” del señor gobernador. Es por ello que urge (apenas pasen los bomberazos ocasionados por la pandemia) la revisión de la tarifa. Claro está que el 99.9 por ciento de la gente que usa el camión deposita la cifra exacta de los 10 pesos, pues obviamente no se cuenta con un mecanismo que les regrese sus 50 centavos de más. Ahí fijaron Enrique Alfaro y sus achichincles el origen de este dividendo no despreciado por nadie.
“Mi Macro Periférico”, también será parte de este novedoso sistema de transporte, pariente de los BRT que hoy siguen creciendo en países como Colombia, Paraguay, Brasil y claro, en varias ciudades de México, tales como Puebla, Acapulco, Pachuca, Ciudad Juárez, Monterrey, la CDMX, entre otras. Enhorabuena para el pueblo de la zona metropolitana de la también llamada perla tapatía, pero sí hay que recalcar que sería muy conveniente y de mucha utilidad que parte del gabinete de Enrique Alfaro despliegue una campaña masiva para informar mejor a los que menos tienen y que todos los días usan hasta tres “camiones guajoloteros” para llegar a su destino y que ahora podrán ver reducidos sus tiempos de traslado y podrán, en el mejor de los casos, ver un ahorro en su gasto de todos los días. Todo ello gracias a obras de gran calado, que aunque tarde pero al fin logran ponerse en operación, así pasen días, meses o años para ello.