El episodio ha sido recientemente relatado por uno de los muchos escoltas, casi una trentena, que en ese momento le acompañaban: No una, sino varias veces, Arturo Beltrán Leyva (a) El Barbas abofeteó e insultó a Genaro García Luna, que entonces –no ha mucho– cobraba a los contribuyentes por fungir como secretario de Seguridad Pública de la Federación. El policía de la nación, pues, humillado por su “patrón”.
Confirmada la especie de ese triste encuentro entre García Luna y el delincuente, en Cuernavaca –donde después sería masacrado y vejado por elementos de la Marina Armada– ésta fue varias veces desmentida por quien ahora vive en Miami y ahí tiene un par de empresas “de seguridad”, para esquilmar a quien no le conoce.
Por sus compromisos o complicidades con los delincuentes, por delinquir él mismo en el cargo –compras a precios inflados de aviones, helicópteros, equipos, vestuario; venta de protección y un largo etcétera– García Luna fracasó. La violencia en el país se desató. Creció. Se multiplicó.
La tendencia no se ha revertido desde el cambio de gobierno. Sigue al alza. Por eso, todas las cifras que usted escuche de los funcionarios gubernamentales son falsas. No desciende el número de muertos. Tampoco el de desaparecidos. Las drogas siguen fluyendo hacia el norte y muchas, cada vez más, se quedan aquí. Secuestros, robos, asaltos… todo se incrementa. El país vive un verdadero estado de emergencia que las llamadas autoridades enmascaran con buenas nuevas en sus discursos.
Por eso la inversión extranjera no llega.
Y, ¡claro!, por la desatada corrupción –¡como nunca en esta Administración!– a la que no se combate y a la que, erróneamente, se le da un carácter “cultural”.
POLICÍAS, NO GENERALES
La crisis de seguridad, usted lo sabe porque lo hemos comentado aquí en otras ocasiones, se desató en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Por alguno de sus muchos traumas, la emprendió en contra de los policías que tenían años de experiencia combatiendo y, sobre todo, controlando a los criminales. Los sustituyó por militares.
Fueron los generales del Ejército y, más recientemente, altos mandos de la Armada quienes llegaron a ocupar cargos policiacos en la Federación, primero, y por imitación –pero también por lambisconería de los gobernadores con los titulares en turno de las Fuerzas Armadas– los de las entidades estatales.
Desconocedores de la materia policiaca, aunque fuesen expertos en estrategias y tácticas militares, los más sucumbieron. En algunos casos, la tentación fue grande y se corrompieron, aliándose a “los malosos”. En otras, las más, fueron vencidos por los criminales.
Sustituir policías por militares, probado y comprobado, fue una mala jugada. Otra de las peores herencias del zedillato.
EN CENTROAMÉRICA PASÓ AL REVÉS
Justo cuando aquí se militarizaban los cuerpos policiacos, en los países de Centroamérica sucedía lo contrario.
Veinte años de fracasos. Veinte años de ver perder a los miembros de los ejércitos frente a la delincuencia… y se decidieron a volver al esquema de policías civiles. Y las cifras de la criminalidad descendieron.
Aquí, por ejemplo, se intentó que eso que dicen que es la Gendarmería –en realidad, un cuerpo más de la Policía Federal– fuese preparada y capacitada por las Fuerzas Armadas. Hasta se llegó al extremo de sugerir que el H. Colegio Militar albergara en sus instalaciones a los cadetes-gendarmes. Por fortuna no sucedió así.
La capacitación de los nuevos gendarmes fue nula. A algunos los hospedaron en los hoteles de la cadena Holiday Inn. Ahí desayunaban, comían, cenaban. Nada más eso.
Otros, menos afortunados, fueron enviados a planteles escolares vacíos. Los tuvieron ahí tres meses. Sin hacer nada. Les dieron viáticos para tres días, nada más. El resto se lo embolsaron, presumiblemente, sus “capacitadores”.
La delincuencia se impone. La delincuencia está dentro de los llamados cuerpos de seguridad. De todos.
Es una batalla perdida de antemano.
Porque las armas que se emplean en contra de los delincuentes ¡son discursos!
Índice Flamígero: El colega Fabián Giles, dice él mismo, “no se deja agarrar por la censura en la segunda parte de su libro México al Chile”. Él mismo lo explica: “Dicen que segundas partes nunca han sido buenas, (pero que la excepción son El Padrino II y El Imperio Contraataca) y aunque este es un libro y no una película, todo parece indicar que esta segunda parte de México al Chile, contiene mucho más picante y acidez que su antecesor. Desde las controvertidas elecciones de 2012 hasta los recientes sucesos mediáticos del 2013, Fabián Giles vuelve a mostrar por qué el humor y la política son ingredientes necesarios para condimentar la vida nacional. Aderezados con una buena dosis de fotomontajes ventilados por los medios actuales así como las redes sociales y el internet que le han ayudado a transmitir las ideas viralmente para hacer reflexión de lo que nos sucede, y aunque a veces nos haga llorar, pero de risa, con tantas tonterías que vemos a diario hacer a la clase política que no dicen las cosas como todos quisiéramos: Al chile. Agárrense fuerte porque este libro viene doblemente entrón pues si se quedaron más que picados con lo anterior: Tómenlo con calma… El autor, Fabián Giles, continúa con la labor de paparazzi virtual de la vida política nacional a través de las redes sociales y el internet, lugar a donde aun la censura no lo ha alcanzado, al contrario del mundo editorial, donde su primer libro ha sido “descontentado” de muchas librerías y tiendas departamentales, seguramente porque lo que aparece en sus páginas no es del agrado de muchos políticos y empresarios… Pues dicen que entre broma y broma la verdad asoma. Adelantándose a los tiempos editoriales en México, la edición de México al Chile 2 se presenta primero en libro electrónico en versión en español http://amzn.to/1vRIDnm en el sitio Amazon.com y sus tiendas a nivel mundial en el formato de Amazon Kindle que permite no solo leer en su tableta de lectura Kindle, sino que también permite leer directamente en Mac, PC, iPad, iPhone, y en la nube a través de su app que puede descargarse en: http://amzn.to/1t72DOt Además del ebook, la edición impresa puede conseguirse también en español en http://amzn.to/1t747IB para aquellos a quienes la tecnología aun no los convence de cambiar su tradicional lectura de libros. Y también se encuentra disponible en la tienda de Google Play http://bit.ly/1l8VjlA y en la iBook Store de iTunes:http://bit.ly/1t3RRaG” ¡Enhorabuena, Fabián! ¡Éxito!
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com / @pacorodriguez
En completo acuerdo, la seguridad cada día está peor. No sé como es que las autoridades no lo ven. Bueno realmente, sí lo sé como ellos traen tantos “guarro” que el ciudadano de pie como yo no tiene, pues por eso no los asaltan. jajajajajaja