homopolíticus
Tercera parte
Diputadas Variopintas: ¿Llegamos Todas?
No llegaron todas. En este país que gobierna un hombre, no mandan las mujeres. Ni empoderamiento ni apoderamiento. Ni sororidad. Las diputadas buscadoras de justicia encontraron alterado el campo de exterminio en que se convirtió San Lázaro. Se impusieron Ricardo Monreal y su compadre Pedro Haces, Rubén Moreira y Alejandro Moreno, Hugo Éric Flores y su pupilo Cuauhtémoc Blanco que, inconcebible, votó por sí mismo.
No todo está perdido. En la extensión de la agonía del indiciado por atentar contra la integridad sexual de su hermana de padre —«Date cuenta, Cuauhtémoc; somos hermanos»—, Nidia Fabiola impuso el foco de atención de la República. Perdió la primera batalla política, en 30 meses viene la batalla judicial. En tanto, lideradas por Laura Ocampo, mujeres de Morelos llaman a no olvidar rostros ni nombres de las diputadas aliadas del agresor sexual, Cuauhtémoc Blanco, que sigue siendo indiciado. 25 de marzo no se olvida. Sus nombres, Sandra Anaya y Ariadna Barrera. En tanto, la Fiscalía de Morelos obtuvo su primera gran derrota, por hacer mal el trabajo y rehacerlo de igual manera.
Sin calcular los efectos políticos-electorales-personales, de las tres únicas diputadas de Morelos, Sandra Anaya y Ariadna Barrera [foto] —«¡No estás sólo, no estás sólo!», gritaba la bancada femenil de MORENA—, sirvieron de escudo durante las intervenciones de Hugo Éric y Cuauhtémoc. Votaron a favor del coleccionista de delitos. Cindy Winkler, Magda Salgado y Samuel Palma votaron en contra del indiciado. Salgado y Palma representan a Aguascalientes y Colima, respectivamente. Agustín Alonso chico y Juan Ángel Flores votaron por el desafuero. En seis de los siete casos ganó el oportunismo político. Sólo la del Partido Verde fue congruente. Al desechar la solicitud del retiro de la inmunidad parlamentaria del indiciado la lucha feminista que data de 75 años, se fue al caño político.
El carpetazo al proceso de desafuero, empero, con 291 votos a favor y 158 en contra, fue jurídico, como gritó Flores. Pero no, todos sabemos que fue político. Hasta el protegido de Palenque lo sabe. En la alegoría política, el pastor evangélico subió a la tribuna sin pantalones. Las diputadas, que no legisladoras, que la victoria política les provocó risas, abrieron la posibilidad de no encontrar justicia en caso de padecer a un Cuauhtémoc Blanco de los que hay muchos en cada esquina, disfrazados de buenas personas. Hombres con comportamientos desorganizados hay muchos. Ayer votaron por la protección de uno de los suyos. Las intermedias y la revocación de mandato están a la vuelta de la esquina.
Hoy es un buen día para que la nueva Fiscalía estatal, con su boleta de calificaciones con numerales en rojo, se defienda mediáticamente. Volver a echar la culpa a la vieja Fiscalía, cuyo tránsito de una a otra apenas son 38 días, sería escupir para arriba. La desconfianza e incredulidad no se reparar con peroratas doctorales ni sermones sacerdotales. Aceptar la verdad de la reprobación y decirla, puede significar una victoria si comunicacionalmente hacen ahora sí bien las cosas. Anunciar que se radicará una nueva y mejorada petición a la Sección Instructora, será un bálsamo de cera de miel y árnica, para las dolencias de las más.
letraschiquitas
Una noticia gratificante: el escribiente Enrique Serna será distinguido con el Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura, en su octava edición, por la Universidad de Guanajuato, durante la esta sí relevante por valiosa Feria Internacional del Libro*, no como la venta de libros viejos y caros que organiza Francisco Ignacio Taibo***. Estoy en condiciones de informarle, como dice quien fuera el único licenciado de este país, Jacobo Zabludovsky, que el gobierno margarista dio el primer paso con huarache para que el Centro de Convenciones sea una realidad, como lo prometieron Margarita González-Saravia y Claudia Sheinbaum, cumpliendo el empresario Diderot González a ambas***. No tiene nada qué festejar Cuauhtémoc Blanco, cuantimás si un asesino material lo señala, con nombre y apellido, junto a un gordo, blanco y con acento español, de ser sus contratantes.